Lo hizo en Nueva York, fue uno de diez textos elegidos de entre más de 400 aspirantes de distintas partes del mundo

Cuando llega la muerte inesperadamente a la vida de alguien, nunca se va sola, esta es la idea que plasmó Adriana Hernández Rascón, estudiante de la Maestría en Artes: Inter y Transdisciplinariedad de la BUAP, en su obra Juana y la muerte, la cual se presentó en el festival “Cimientos: play development program”, organizado por la compañía teatral IATI (Instituto Arte Teatral Internacional), en Nueva York, Estados Unidos, el pasado 12 de junio.

Su obra fue uno de diez textos elegidos de entre más de 400 aspirantes de distintas partes del mundo que respondieron a la convocatoria “Cimientos”, cuyo objetivo es impulsar el desarrollo de textos dramáticos escritos por autores latinos, tanto en inglés como en español. “Entré en la convocatoria y cuando me notificaron el resultado me dio mucho gusto y orgullo que fuera la única obra de teatro mexicana e infantil aceptada”, expresó la estudiante de la Facultad de Artes.

Los diez finalistas se integraron a un taller de dramaturgia que duró varios meses en el que pulieron sus textos. Posteriormente, el festival incluyó lecturas dramatizadas de cada uno, dirigidas por artistas escénicos de amplia trayectoria en Nueva York.

“Cerca de ocho meses previos a la presentación participé en sesiones virtuales semanales con instructores y otros dramaturgos seleccionados de Argentina, España, Chile, Colombia, Alemania y Estados Unidos. Comenzamos en octubre del año pasado y terminamos en mayo de este año. Las sesiones incluyeron correcciones del trabajo dramatúrgico en el contexto cultural enmarcado en la celebración del Día de Muertos en México, así como de algunas escenas para no causar un efecto negativo en los espectadores; además de la traducción del texto del español a inglés”, comentó.

Juana y la muerte es una obra de teatro infantil de 50 minutos, para niños de 8 a 14 años, que narra el encuentro entre la muerte y la niña Juana, con algunos elementos cómicos. La primera en realidad está en busca de Francisca, la abuela de la segunda, que se encuentra fuera de casa haciendo sus mandados diarios.

A la niña le toca, entonces, recibirla y atenderla, ofrecerle de beber, charlar con ella, entretenerla y hasta bailar, todo esto sin saber, aunque sí con sospecha, que se trata de la muerte. Ambas aprenden sobre la importancia de apreciar la vida, qué es el amor y cuán importante es preservar las tradiciones.

Adriana Hernández Rascón refirió que esta obra es resultado de un proyecto de dramaturgia cuando estudiaba la Licenciatura en Arte Dramático, en la Facultad de Artes de la BUAP. Su inspiración surgió de la lectura del cuento “Francisca y la muerte”, del cubano Onelio Jorge Cardoso, y a partir de su relación constante con los niños, mientras era maestra de inglés y música, decidió enfocarla al público infantil.

“Pensé en cómo los niños podían tener un acercamiento y conocimiento de la muerte, sin verlo como un tabú. Así que traté de mostrar a los niños que la muerte no es tan mala: es un acontecimiento que transforma la vida de las personas, pero no necesariamente tiene que ser una pérdida total”.

Esta obra se presentó en foros de Atlixco, Xalapa, Puebla y Tlaxcala. Después de dejarla un tiempo en el cajón, la retomó y presentó en la convocatoria “Cimientos”. El siguiente paso de Adriana Hernández Rascón, quien además ha participado en festivales y concursos internacionales de teatro y bel canto, es publicar Juana y la muerte y montar esta obra con actores mexicanos en Nueva York, además de otros foros en Puebla y Ciudad de México durante la temporada de Día de Muertos.

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