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¿Notaron algo en común en el título de este texto?…  Una pista que habla del todo: Cuando hablamos de la participación política de los hombres, en lo que serán sin duda las elecciones más importantes de la reciente historia política de México y Puebla, los pronombres son en plural y; cuando hablamos de la participación política de las mujeres en este mismo escenario, el pronombre es en singular. 

No es 8 de marzo ni existe en fechas recientes alguna manifestación de grupos feministas pero la fecha se acerca y les apuesto mi reino que todas y todos, particularmente quienes “andan” en pre campaña (velada o expuesta –siendo cuidadosos, los menos, de no violar la ley electoral-) hablarán de “la mujer” sus logros, su participación activa en la vida pública y privada de México, etc…

El 8M se ha convertido en el valentine’s day de la política mexicana, así que como este  no pretende ser un romántico cuento de hadas, héroes y heroínas; hablemos desde ya, de la participación activa de las mujeres en la vida público-política del estado de Puebla y de nuestro México – mágico- surrealista.

Vayamos por partes, es por todas y todos conocido que, la inmensa mayoría de los aspirantes a la candidatura por la gubernatura de la entidad poblana, son hombres. No importa de cuál instituto político hablemos, no importa la ley de paridad y equidad de género, incluso no importa si se trata del Instituto Político Movimiento de Regeneración Nacional (MORENA) que emanado de las izquierdas sonaría lógico que ponderara la participación de las féminas en el próximo proceso electoral del 2024 puesto que además, seguramente se llevará el triunfo en  los estados más importantes de la competencia gubernamental y la Presidencia de la República mexicana.

El Senador Alejandro Armenta Mier, el Diputado Federal Ignacio Mier Velasco son de los personajes más sonados para ocupar la candidatura a la gubernatura de Puebla; uno por conocimiento y el otro por su cercanía con el poderoso Secretario de Gobernación de México, Adán Augusto López Hernández (por cierto, corcholata chapeada en oro para la presidencial) después de ellos dos, están un sin número más de aspirantes que, hasta hace poco, muy seguramente entrarían en la negociación de perfiles a cargos claves de elección popular pero que, después del lamentable fallecimiento del otrora Gobernador de Puebla, Luis Miguel Barbosa, su futuro político se torna incierto: el Secretario Estatal de Salud,  José Antonio Martínez García (que dicho sea de paso, si ocupase la alta responsabilidad que desde que inicio la pandemia y hasta el momento es liderada por Hugo López Gatell, ahí sí que “otro gallo nos cantaría”) y el Secretario de Trabajo en el estado de Puebla, Gabriel Biestro Mendilla.

A estos nombres, todos hombres, podría sumarse el del actual Gobernador de Puebla el experimentado en hacer política (de esa que consensua y no que confronta) Sergio Salomón Césped Peregrina quien, si la ley electoral y los enroque políticos lo permitieran, sería candidato y,  aunque el futuro 2024 sigue incierto casi podría asegurarles, dado su historial político, que si él fuera el ungido sería para ganar y también podría casi asegurar que de no lanzarse en estas próximas elecciones, asegurará en buena medida el triunfo de MORENA en Puebla. Y a lo lejos, el partido hegemónico mira como opción a la actual Secretaria de Economía, Olivia Salomón Vivaldo. En efecto, escucharon bien, en un partido de izquierda hay muchas cartas hombre para barajarse la candidatura y una sola carta mujer que tienen como comodín a  si “el sorteo de paridad” destina a una fémina como la candidata.  Aunque siempre estaría el as bajo la manga: Beatriz Gutiérrez Müller.

Caso extraño ocurre con el otrora “partidazo” que aunque tildado de “neoliberal” casi rozando el conservadurismo, por lo menos, equitativo está en cuanto a sus dos más fuertes aspirantes, un hombre: el actual Diputado Local, Jorge Estefan Chidiac y una mujer:  la actual Diputada Federal Blanca Alcalá Ruiz. Y aunque se sumaran otros legítimos aspirantes como Enrique Doger Guerrero, también habría aspirantes legítimas como Silvia Tanús Osorio, en el Partido Revolucionario Institucional sobra decir que por lo menos en el caso de estas dos mujeres públicas, les avala una amplia trayectoria, experiencia política y sesos.  Luego está el caso del Partido Acción Nacional que activos políticos mujeres, tiene a Ana Teresa Arando o Augusta Díaz De Rivera, aunque pareciera que el candidato natural sería el actual alcalde de la capital poblana, Eduardo Rivera Pérez.

En la esfera nacional, también existe inequidad en las aspiraciones de la y los activos políticos más importantes del partido hegemónico. Hombres, por lo menos dos: el actual Secretario de Gobernación, Adán Augusto López (de quien por cierto encontré unas bardas llamémosle creativas para evadir  delito electoral que dicta más o menos así: “Que siga López porque estamos AUGUSTO”) el todo terreno canciller Marcelo Ebrard y una, una y solo una mujer, la actual Jefa de Gobierno de la capital mexicana: Claudia Sheinbaum. Aunque siempre estaría el as bajo la manga, sí el (la) mismo as bajo la manga, la esposa del Presidente de México, Andrés Manuel López Obrados: Beatriz Gutiérrez Müller.

Es política pero no olvidemos que quien pone los huevos es la gallina, no el gallo (iba a cerrar con esta frase sexista y vulgar que para estos tiempos como slogan o discurso político, atención comunicacional tendría, disculpen ustedes el disparate, estoy tecleando a altas horas de la madrugada, plop!)

Parece que, por lo menos en México tenemos un escenario nada igualitario ni equitativo en la esfera de la participación política, imaginemos cómo están entonces los escenarios social, laboral y económico para las mexicanas. 

Es lamentable que las causas de las mujeres sean utilizadas como estandarte por la política para conquistar espacios de poder y que una vez llegando al poder, estas causas sean olvidadas y a las mujeres se les utilice para conquistar reflectores en una política estéril, burda y ausente de los elementos mínimos indispensables para hacer política.

Por: Alesandra Martin García

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