sobrepescaFoto: Especial

La sobrepesca desvanece la población de caracol rosado en las Bahamas, aguas donde por 5 generaciones ha trabajado la familia de Tereha Davis.

Davis recuerda cuando podía caminar hacia el agua desde la playa y recoger estos moluscos marinos del lecho del mar.

Pero en los últimos años, Davis, de 49 años, y los pescadores de caracol rosado, también conocido como caracol reina, como ella, han tenido que alejarse cada vez más de la costa —a veces hasta 48 kilómetros (30 millas)— para encontrar los moluscos.

Los bahameños consumen el caracol rosado frito, guisado, ahumado y crudo. Los moluscos son un pilar de la economía y la industria del turismo de la isla.

Científicos, conservacionistas internacionales y funcionarios del gobierno han hecho sonar la alarma de que la población de caracol rosado (Lobatus gigas) se desvanece debido a la sobrepesca, y un alimento central para la dieta y la identidad de los bahameños podría ya no ser comercialmente viable en apenas seis años.

“Cuando era niña, nunca tuvimos que ir tan lejos para conseguir el caracol”, dijo Davis, quien conversó en un mercado de Freeport donde vendió su pesca. “Sin caracol rosado, ¿qué se supone que hagamos?”.

La posible desaparición del caracol reina refleja la amenaza que representa la sobrepesca en todo el mundo para la comida tradicional. Tales pérdidas se encuentran entre los ejemplos más claros de cómo la sobrepesca ha transformado la vida de las personas —cómo trabajan, qué comen y cómo se definen a sí mismos.

Los desafíos de la sobrepesca que enfrentan los bahameños se reflejan en lugares tan distintos como Senegal, donde la sobrepesca se ha llevado la cherna de ley o mero blanco (Epinephelus aeneus) —por mucho tiempo la base del thieboudienne, el plato nacional— y Filipinas, donde han agotado los peces pequeños como las sardinas que se utilizan en el kinilaw, un plato crudo similar al ceviche.

Ya no es una amenaza teórica: La sobrepesca ha arrasado con especies que alguna vez fueron abundantes y ha quitado de la mesa platos culturalmente importantes para siempre. Y es un problema que empeora:

La Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura ha declarado que más de un tercio de las poblaciones de peces del mundo están sobreexplotadas y la tasa de pesca insostenible está en aumento.

Organizaciones gubernamentales y grupos de defensa trabajan para frenar la pesca ilegal, la no declarada y la no reglamentada que ha acelerado la pérdida de especies. Culpan a la pesca furtiva, las malas regulaciones y la falta de aplicación de las leyes existentes. Reguladores como el Departamento d de Comercio es Oficina Nacional de Administración Oceánica y Atmosférica de Estados Unidos (NOAA, por sus siglas en inglés) han subrayado que reducir la pesca ilegal es fundamental para evitar la pérdida de adoradas opciones de alimentos.

La merma de dichos alimentos pone en peligro la disponibilidad de proteínas y hierro en la dieta de las personas en países pobres y altera el curso de la cultura en las naciones ricas y pobres, dijo Richard Wilk, profesor emérito del Departamento de Antropología de la Universidad de Indiana, quien ha estudiado las culturas alimentarias. Las naciones que no logren controlar la sobrepesca corren el riesgo de repetir los errores de países como Japón, donde la pesca del arenque colapsó a mediados del siglo XX, costó empleos, redujo el acceso al alimento tradicional de las bodas y dejó al país dependiente de suministros extranjeros, explicó.

Pero el daño es mayor en los países en desarrollo y las comunidades más pobres.

“La forma en que los cambios ambientales y la sobrepesca afectan a las personas y la cocina es diferente para los pescadores de subsistencia, quienes pueden terminar pasando hambre, o los comerciantes locales, como las mujeres que ahúman pescado en las playas de África Occidental”, agregó Wilk.

_ Este despacho recibió el apoyo de fondos de la Walton Family Foundation. La AP es la única responsable de todo el contenido.

_ Pocos países son tan sinónimos de un marisco como las Bahamas con el caracol rosado. Esta especie alimenticia clave es un caracol marino que alcanza hasta 30 centímetros (un pie) de largo y puede vivir 30 años. Su concha es cónica con varias espinas que sobresalen, y todas las partes, excepto la concha, son comestibles, con un sabor que a veces es comparado tanto con el de las almejas como el del salmón.

Foto: CNN

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