Un domingo de exigencia máxima y en el que los pilotos se tuvieron que enfrentar a condiciones de temperaturas extremas (40ºC), arena en suspensión, casi el 75% de humedad y una carrera prácticamente a fondo. Los 19 protagonistas que tomaron la salida del GP de Qatar-Carlos Sainz no salió por problemas en su monoplaza- sufrieron una de las carreras más duras que se recuerdan en los últimos años. Vómitos en el casco, deportistas tambaleantes al bajar del coche, un abandono por agotamiento… la locura.
Las anécdotas y vivencias extremas se reparten a lo largo y ancho de la parrilla. No hubo ni uno solo que saliera indemne de la prueba de fuego de la 17ª cita de la temporada 2023 de Fórmula 1. Ya en la vuelta 15, Esteban Ocon (Alpine) vomitó en el interior de su casco y tuvo que completar las 42 vueltas siguientes en esas circunstancias. El francés superó a «la carrera más dura» de su vida para acabar séptimo.
Una de las imágenes del fin de semana fue el abandono de Logan Sargeant. El joven piloto estadounidense de 22 años tuvo que retirarse a 15 vueltas del final tras encontrarse agotado y no poder seguir compitiendo. Su ingeniero le echó un bonito cable por la radio al asegurarle: «No hay de qué avergonzarse por parar si te sientes mal». Los mecánicos tuvieron que ayudarle a bajarse del Williams y, según informó el equipo, el piloto tuvo que acudir al centro médico, tras sufrir «deshidratación intensa después de haber sufrido síntomas de gripe esta semana».
«Me he sentido mal toda la semana, lo cual no ayudó con la deshidratación con este calor. Lo último que quería era retirar el coche, pero tuve que anteponer mi salud. Lo siento por el equipo, que ha hecho un trabajo increíble todo el fin de semana en estas condiciones. Usaré la próxima semana para recuperarme del todo y volver con ganas en Austin», dijo un renacido Sargeant.
Pero no fueron los únicos. Los tres pilotos que ocuparon un cajón del podio -Verstappen, Piastri y Norris- acabaron exhaustos y se les vio tirados y tumbados en el suelo en la sala previa a la ceremonia de entrega de trofeos, con el mono atado a la cintura. «Fue una de las cinco más duras de mi vida», comentó el ganador y tricampeón del mundo, Verstappen.
«Ha sido una carrera dura. Algunos pilotos se han desmayado en el centro médico y eso demuestra lo difícil que es nuestro trabajo. Es fácil decir que hay que entrenar más. Pero estábamos a 50-60ºC dentro del coche y eso es no es normal para un cuerpo humano y menos con el nivel de concentración que necesitas a las velocidades a las que vamos. Ha habido momentos que la visión era un poco borrosa y es peligroso. Sé que el año que viene esta carrera… pero hemos llegado a los límites del cuerpo humano en esta carrera. O al menos, de lo que los pilotos de F1 podemos llegar a hacer», apuntó Lando Norris un rato después de acabar la carrera.
«Creo que las tres paradas lo hicieron aún más duro, físicamente, porque puedes apretar mucho más. Incluso en el último relevo podías ir prácticamente a fondo, así que probablemente una de las carreras más duras que he hecho, en cierta manera. Pero es un reto bonito», añadió el británico de McLaren.
Por su parte, su compañero, el debutante Piastri, aseguró: «Sin duda, la carrera más dura de mi carrera deportiva. Sigo sudando. Ha sido muy, muy dura. Con las tres paradas en boxes el problema es que íbamos prácticamente a fondo, así que fueron como 57 vueltas de clasificación«.
Otra de las imágenes que más impactan al verla fue la de Lance Stroll intentando bajarse de su Aston Martin, con el que acabó 11º, tras recibir dos sanciones por saltarse los límites de pista. El canadiense necesito de varios segundos para abandonar su AMR23 y se le vio tambaleante en los siguientes instantes, antes de acercarse a la ambulancia más cercana.
«A estas temperaturas, en las últimas 20-30 vueltas todo se volvía borroso delante de mí y en las curvas de alta velocidad la presión sanguínea caía de golpe. Me mareaba en las curvas de alta velocidad dentro del coche con las altas cargas aerodinámicas. Era muy complicado ver los nuevos límites de pista, como te digo, porque me desvanecía casi en esas curvas«, explicó el canadiense.
Su compañero, Fernando Alonso, que desde la vuelta 15 avisó de que su asiento «quemaba», apareció sudando y sin poder llegar a ceñirse la gorra del equipo para que corriera el aire por su frente, añadió: «Físicamente fue una carrera dura, con condiciones bastante extremas. De las más duras de mi carrera. Quizás, como deporte, debemos pensar en tomar algunas medidas para el futuro si experimentamos estas temperaturas extremas de nuevo«.
George Russell, al que se le vio abrirse la visera del casco durante su última parada de boxes, apuntó: «Nunca he experimentado una carrera como esta, ni siquiera entrenando. Pensaba que me iba a desmayar en algún momento de la carrera. Ha sido como si entras en una sauna y empujas tu cuerpo al límite. Quería bajarme del coche desde la vuelta 20. Me abría el visor, para tratar de que entrase aire…. ha sido una locura. Algo más de calor y me hubiera tenido que retirar».
Otros testimonios, como el de Valtteri Bottas (Alfa Romeo), que acabó octavo, que calificó de «tortura» este domingo. Yuki Tsunoda llegó a asegurar que al intentar tener algo de aire en la cara, le entraba arena del trazado catarí. O las imágenes de Alex Albon apoyándose en cada centímetro de su Williams para tratar de salir de él y acabar también en el centro médico del circuito, para «ser tratado por una exposición aguda al calor».
¿Qué llevó a los pilotos a sufrir tanto en GP de Qatar?
A las altas temperaturas del desierto catarí, se le sumaron las curvas de alta carga aerodinámica (que multiplican las fuerzas G que sufren los pilotos y la resistencia que tienen que hacer sus músculos) del circuito de Losail y la decisión clave de Pirelli y la FIA de obligar a completar, como máximo, 18 vueltas por juego de neumáticos, lo que se tradujo en al menos tres paradas para cada piloto. Esto último se debió al descubrimiento del fabricante italiano el viernes por la noche de problemas de separación de las capas de sus neumáticos por los pianos piramidales del trazado.
Así, los pilotos debieron completar relevos a máxima velocidad, exprimiendo todo lo que les daban las gomas de Pirelli y completando una carrera de 57 vueltas prácticamente a ritmo de clasificación. Esto provocó que la exigencia física fuera total y, unida al calor en los cockpits (en torno a 55ºC) y la humedad (rondó el 75%), que los protagonistas acabasen notablemente deshidratados y agotados. Afortunadamente, la F1 visitará Catar a finales de noviembre, principios de diciembre en 2024, cuando se espera que las temperaturas ronden como máximo los 32ºC.
Algunos todavía dudan de si la F1 es un deporte, carreras como la de hoy les deben despegar cualquier atisbo de duda.
Vía relevo.com
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