El pequeño se precipitó el pasado día 13 por un pozo de agua de 25 centímetros de diámetro y 107 metros de profundidad.

Un equipo de mineros ha hallado la madrugada de este sábado el cuerpo sin vida de Julen, el niño de dos años que el pasado 13 de enero cayó a un pozo en Totalán (Málaga, España), según lo confirmaron fuentes del Gobierno, informa Europa Press.

En cuanto los equipos de rescate llegaron al punto exacto donde se encontraba el menor fallecido, activaron la comisión judicial.

«Desgraciadamente a la 1:25 horas de esta madrugada, los equipos de rescate […] han localizado el cuerpo sin vida del pequeño», comunicó el delegado del Gobierno en Andalucía, Alfonso Rodríguez Gómez de Celis.

Mientras se lleva a cabo la autopsia del cuerpo del menor, las autoridades adelantaron que «la caída libre [de Julen] llegó hasta los 71 metros y se topó con un suelo de tierra».

Agregaron que la caída del niño fue «rápida», según los primeros resultados de la autopsia.

¿Cómo sucedió el accidente?

El 13 de enero, uno de los parientes del pequeño vio cómo Julen, que estaba jugando con otro menor en la finca rural de un familiar, se precipitaba por un pozo de agua de 107 metros de profundidad y apenas 25 centímetros de diámetro.

Inmediatamente, los padres alertaron a las autoridades, que organizaron en la zona un despliegue con más de un centenar de efectivos.

Primeros indicios

En una de las primeras incursiones en el agujero, la cámara de un robot visualizó una bolsa de golosinas a 78 metros de profundidad que posiblemente se quedó enganchada durante la caída del pequeño.

El miércoles pasado, Gómez de Celis comunicó que habían hallado pelo del menor en el interior del pozo.

 ¿Tragedia evitable?

El agujero por el que cayó Julen fue resultado de una excavación ilegal de 107 metros de profundidad realizada el pasado diciembre en busca de agua y posteriormente abandonada sin mantenimiento de ningún tipo.

Sus escasos 25 centímetros de diámetro hicieron imposible el acceso de ningún adulto.

Este se encuentra en un terreno particular propiedad de un miembro de la familia del pequeño, que fue quien encargó la perforación.

Según la persona que llevó a cabo los trabajos, el pozo estaba tapado con unas grandes piedras para evitar accidentes, asegurando que alguien los había retirado con posterioridad.

Las autoridades están investigando la legalidad de la obra, puesto que fuentes del Gobierno andaluz han declarado que no tienen constancia de ninguna petición de sondeo ni de autorización para proceder a la excavación del pozo.

Una familia destrozada

José y Vicky, padres de Julen, permanecieron durante la mayor parte del tiempo en el lugar de la tragedia. «Estamos muertos, pero con la esperanza de que tenemos un ángel que va a ayudar a que salga vivo», declaró a la prensa el progenitor el pasado miércoles, diez días después de que se produjera el accidente.

En 2017, la pareja ya perdió a Oliver, su hijo mayor, que murió de un infarto. Este 26 de enero, tras 13 días de angustia que han mantenido en vilo a toda la sociedad española, se puso fin a la trágica historia de Julen.

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