Hoy se celebra el 125 aniversario de la inauguración del Palacio Municipal que estuvo a cargo del General, Porfirio Díaz, Presidente de México.
El cementerio donde descansaban los restos de hombres ilustres y guerreros tlaxquenses, que participaron en las guerras de Independencia, de Reforma, la Intervención Francesa y de Estados Unidos, se convirtió en el Palacio Municipal de Tlaxco como monumento a su memoria en el año 1894.
Hoy conmemoraron en Tlaxco el 125 aniversario de la inauguración del Palacio Municipal; ahí en la plaza principal del recinto recordaron que un 28 de enero pero del año 1894 el General, Porfirio Díaz, entonces Presidente de México, el gobernador de Tlaxcala, Próspero Cahuantzi, y el munícipe en turno Antonio Mendieta, encabezaron el evento oficial.
El recinto que ahora es sede del Gobierno Municipal, fue antes de 1886 cuando inició su construcción el panteón del municipio, ahí yacían los restos de hombres ilustres y guerreros que originarios de la comuna que participaron en diferentes pasajes de la historia desde la guerra de Independencia hasta las batallas para defender el territorio de tropas francesas y norteamericanas, “sumados en diferentes frentes, pero con carácter patriótico y con valentía.
Muchos de ellos fallecieron bajo el mando de Próspero Cahuantzi, amigo personal y de armas del Presidente de la República Porfirio Díaz”, comentó la presidenta municipal de Tlaxco, Gardenia Hernández Rodríguez.
“Algunos de éstos héroes yacían sepultados en el panteón municipal, el cual estaba ubicado precisamente en donde hoy es el Palacio Municipal, el cual fue erigido como monumento a su memoria”, agregó.
El Palacio Municipal, fue fruto del esfuerzo del erario del Estado, los hacendados y comerciantes del entonces Distrito de Morelos, tuvo un costo de 58 mil pesos por construcción, mano de obra, decoración y mobiliario.
Fue a mediados de enero de 1894, ocho años después, cuando las instalaciones “estaban totalmente terminadas, decoradas y amuebladas las oficinas del Palacio Municipal, las cuales desde ese momento estaban destinadas para los servicios del Ayuntamiento.
En la fachada había cinco grandes puertas, cuyas herramientas remataban en arcos, una de ellas daba acceso al interior del palacio por medio de una escalinata, las otras cuatro estaban resguardadas por rejas de fierro.
En la pared paralela a la fachada estaba el salón de sesiones con cinco puertas, la de en medio daba acceso al patio y las otras cuatro estaban cubiertas con bastidores de madera”, explicó la cronista municipal, Concepción Guadalupe Flores Sosa.
Además, resaltó que el Salón de Cabildos, era el más lujosamente decorado y amueblado, actualmente de sus muros cuelgan dos espejos franceses que fueron una donación del Presidente, Porfirio Díaz, sus puertas tenían cortinas rojas y había una mesa grande con cómodos sillones, además el lugar destinado para el presidente municipal tenía un dosel de color rojo.
La alcaldesa de Tlaxco, Gardenia Hernández, agregó que este acontecimiento histórico es importante porque se distinguen tres aspectos únicos e irrepetibles: el político-militar, el social y el histórico. “El político-militar nos habla una época convulsiva en la que México vio surgir a una nueva nación, producto de casi 100 años de guerras intestinas; en el aspecto social, de la entereza de una generación de tlaxquenses, que aunque estaban inmersos en una profunda división de clases sociales tuvieron la capacidad de hacer colectividad y sumar esfuerzos en una obra de beneficio general, que era construir el Palacio Municipal y darle certeza política y económica al Valle de Tlaxco”, agregó.