Activistas locales y extranjeros han desmentido la versión de que una «caravana madre» con más de 20 mil integrantes estaría formándose en Honduras.
Pese a que cientos de hondureños siguen abandonando su país en busca del llamado «sueño americano», la formación de una «caravana madre» parece haber quedado en entredicho, toda vez que el tema no figura en la agenda política ni de los medios locales de comunicación.
En sus redes sociales, el presidente Juan Orlando Hernández ha dado prioridad en los últimos días a temas como la seguridad y el turismo, mientras periódicos como La Tribuna, El Heraldo y La Prensa hablan sobre la contaminación del río Motagua, violencia en distintas regiones del país y las vacaciones de Semana Santa.
La única mención relativa al tema migratorio es sobre una supuesta agresión de una familia hondureña a comerciantes mexicanos en Chiapas, estado mexicano fronterizo con Guatemala, por donde han ingresado las anteriores caravanas de migrantes hondureños, salvadoreños y guatemaltecos.
Activistas locales y extranjeros han desmentido la versión de que una «caravana madre» con más de 20 mil integrantes estaría formándose en Honduras para avanzar hacia Estados Unidos en los primeros días de abril, información que generó reacciones del presidente estadunidense Donald Trump.
El mandatario norteamericano advirtió incluso a México que si no detenía la mencionada caravana masiva, cerraría su frontera o grandes tramos de la misma.
El miércoles, los gobiernos de Guatemala, El Salvador y Honduras rechazaron la inmigración, en especial la que involucra a menores de edad, y llamaron a Estados Unidos a que se sume a la lucha de erradicación de las redes de tráfico de personas.
En un comunicado conjunto, los tres países del denominado Triángulo Norte de Centroamérica reiteraron su compromiso y disposición para continuar, a través de sus misiones diplomáticas y consulares, con las acciones de protección, asistencia y atención consular.
La declaración se dio a conocer después de que el presidente estadunidense Donald Trump ordenó el 30 de marzo pasado el recorte de 500 millones de dólares de la ayuda destinada al Triángulo Norte para frenar la inmigración ilegal y aumentar la seguridad en la región.