El cambio de nombre del país, del disputado República de Macedonia a Macedonia del Norte, entró en vigor en febrero.
En la primera visita papal de la historia a Macedonia del Norte, Francisco intentó alentar los esfuerzos del país por integrarse en las instituciones europeas tras un cambio de nombre que resolvió una disputa de décadas con Grecia.
En una reunión con miembros del gobierno, Francisco elogió la cultura multiétnica e interreligiosa en el país y dijo que su ejemplo como puente entre Oriente y Occidente demuestra que la coexistencia pacífica es posible.
“Estos rasgos en particular son también muy significativos para una integración mayor con las naciones de Europa”, dijo. “Es mi esperanza que esta integración avance de una forma que sea beneficiosa para toda la región de los Balcanes Occidentales, con un respeto inquebrantable a la diversidad y a los derechos fundamentales”, remató.
El cambio de nombre del país, del disputado República de Macedonia a Macedonia del Norte, entró en vigor en febrero como parte de un acuerdo para poner fin a su disputa con Grecia, que impedía que la exrepública yugoslava entrase en la OTAN y la UE.
Tras aterrizar en el aeropuerto de la capital, Skopie, Francis acudió en auto (un pequeño Volkswagen Jetta) a una reunión con el presidente saliente, Gjore Ivanov. Su visita de 10 horas incluyó un momento de oración en la casa museo dedicada a la Madre Teresa, así como una misa para la pequeña comunidad católica del país.
Ataviadas con sus saris blancos, las monjas de las Misioneras de la Caridad, la congregación fundada por la Madre Teresa, rodearon a Francisco para rezar en un recinto construido sobre las ruinas de la iglesia donde fue bautizada la religiosa en 1910.
En su homilía durante una misa, Francisco elogió la dedicación de la Madre Teresa con los pobres, señalando que sació su hambre de Dios.
“Acudía al señor exactamente igual que acudía a los despreciados, a los no amados, los solitarios y los olvidados”, dijo Francisco en una plaza en el centro de Skopie, donde según los organizadores se reunieron 15 mil fieles.
Además de un espaldarazo político para Macedonia del Norte, la visita es también un impulso espiritual para católicos de toda la región y origen étnico.
“Es magnífico que viniéramos a ver el papa aquí en Macedonia porque tiene un mensaje para los jóvenes y toda la humanidad, y tenemos que aplicarlo en nuestras vidas”, dijo Kristiana Mjeshtri, una católica albanesa.
Ivan Giljanovic viajó desde Split, Croacia. “Soy católico y significa mucho para mí. Todo es una cuestión de fe”, dijo.