«Los pueblos que están alrededor de Puebla se los comió la mancha urbana. Estas comunidades están sujetas a la violencia», señaló la antropóloga Elisa Godínez.
A través de un informe, la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH) alertó de un aumento de linchamientos en Puebla, la Ciudad de México y Morelos; no obstante, la politóloga y doctora en ciencias antropológicas, Elisa Godínez Pérez, cree que el informe de la comisión carece de políticas de intervención social y las autoridades sólo buscan ser más punitivas, en vez de preventivas.
“En los análisis se menciona, pero no se profundiza en el hecho de que estos linchamientos son resultado de fallas muy grandes en los sistemas de procuración de justicia y garantías de seguridad (…) La gente no actúa de esta manera sólo porque algún día se les metió a la cabeza que querían salir en la tele por violentos (…) la gente está desesperada de que la seguridad no existe; en su cotidianidad no se ve”, compartió.
En entrevista con El Popular, diario imparcial de Puebla, la antropóloga consideró que los linchamientos en la entidad poblana han aumentado por el huachicol, por el crecimiento urbano sin orden y por la negligencia de las autoridades.
“Puebla es de los estados con mayor índice de linchamientos. Desde hace tiempo esta entidad ha estado en los primeros lugares, pero en los últimos años ha sido preocupante la incidencia; esto nos indica que hay varios problemas.
Por ejemplo, los proceso de alto crecimiento urbano sin planeación, en donde hay proceso fuerte de violencia de todo tipo, tanto de despojos como de territorio o recursos. Los pueblos que están alrededor de Puebla se los comió la mancha urbana. Estas comunidades están sujetas a la violencia,” comentó.
Explicó que estas comunidades suelen instalarse donde hay crimen organizado diverso; es decir, que hay problemas con el huachicol o narcotráfico; si bien, no son la causa directa en los linchamientos, influyen en la violencia generada. También destacó que la gente de las poblaciones marginadas cuando tiene que denunciar un delito “se topan con un muro”. “Ya para empezar tienen que perder tiempo y dinero, y no es porque no les interese la denuncia, sino que no pueden dejar sus actividades diarias para los procesos burocráticos. Además, cuando han sido testigos de actos delictivos y se han querido apoyar en las policías estatales o municipales, nunca llegan para respaldarlos», aseveró.
Señaló que además tienen que trabajar e ir al Ministerio Público; llegan y enfrentar toda la revictimización que se vive: “que duden de ti, que te pidan dinero, que no te atiendan, que te la hacen cansada, es difícil (…) La gente menciona que a veces sí pidieron apoyo de la policía y no llegó, y cuando sí lo hicieron fue tardísimo,” agregó.
Aceptó que no está defendiendo a las personas que han participado en un linchamiento, pero cree que muy pocas personas se están enfocando en las causas. “Nadie de la CNDH ni las propias autoridades federales, estatales o municipales intervienen de manera social después de un linchamiento en las comunidades en donde ocurrió. Y ¿por qué hago énfasis en eso? Primero, porque desde mi perspectiva el informe de la CNDH, aunque es muy bueno, se centra en la idea de que quienes protagonizan los linchamientos son delincuentes; y sí, de algún modo sí, pero no estamos hablando de quienes directamente van y golpean, pero hablo socialmente, nadie está atendiendo a las comunidades en donde pasa esto para prevenir (…) yo creo que no quieren admitir que los sistemas de justicia están descompuestos,” concluyó.
Con información de Alba Espejel.