La organización Tepalcáyotl también descubrió un colmillo del llamado canis dirus, mejor conocido como lobo gigante.

A simple vista, pareciera un terreno más en las afueras de la capital poblana. La vegetación está crecida por las lluvias recientes y la basura es constante paso a paso, especialmente, por la costumbre de arrojar lo que no sirve a la rivera de ríos como el Alseseca, que está a escasos 50 metros de distancia.

El camino, una pendiente de subida, lleva a las viviendas de los dueños del predio, quienes al construir el sendero empedrado a su hogar, generaron un deslave que descubrió lo que reportaron como troncos de un árbol.

No eran tales. Se trataba de un verdadero tesoro paelontológico: los colmillos fosilizados de un mamut columbi, con 18 mil años de antigüedad, que confirmaban –otra vez– la presencia de megafauna en San Francisco Totimehuacan.

Los dueños llamaron la organización Tepalcáyotl, quienes confirmaron que se trataba de fósiles y pidieron la anuencia de los dueños para realizar las excavaciones, en conjunto con el vulcanólogo Alejandro Rivera, fundador de la Sociedad de Estudios del Pleistoceno.

Sus trabajos se han extendido por el último año y medio. En ese periodo se encontraron más de 50 piezas; entre ellas, dos colmillos de mamut, uno de 1.20 metros y otro de 50 centímetros de largo, así como dos molares del animal, un fémur, parte de su cráneo, vértebras y costillas.

El secretario de la agrupación Tepalcáyotl, Héctor Aguilar Rosas, agregó que también se descubrió un colmillo del llamado canis dirus, mejor conocido como lobo gigante y que según los estudiosos, sólo se tenía registro de su existencia en Estados Unidos y Argentina.

Además, se halló, incrustada en uno de los huesos, una punta de flecha hecha con roca volcánica; lo que, dijo Aguilar Rosas, demostraría que los animales del pleistoceno eran llevados hasta ese lugar para cazarlos.

Esto no es lo único que puede rescatarse. Durante un recorrido por la zona de la excavación, fue posible apreciar que aún hay fragmentos de hueso enterrados y por ello, la organización ya ha buscado apoyo para realizar una nueva excavación.

Las labores se extenderían durante aproximadamente un año más y se espera encontrar nuevos fragmentos de este mamut y posiblemente, más partes del fósil del lobo gigante. Luego de rescatarlos, el compromiso es restablecer el terreno lo más posible, a sus condiciones originales.

Además, hay al menos otras tres ubicaciones donde ya se han tenido registros de hallazgos de este tipo y que podrían ser susceptibles de estudios posteriores.

Sin embargo, los miembros de Tepalcáyotl quieren que estos vestigios antropológicos, junto con vasijas de barro de la época de las culturas prehispánicas que se encontraron en esta misma ubicación, permanezcan dentro de San Francisco Totimehuacan.

Por esa razón, su presidente, Rosendo Muñoz, presentó oficios al Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) y a la presidenta municipal, Claudia Rivera Vivanco, para informar de los descubrimientos y apoyar en la gestión de un museo comunitario.

Aseguró que, incluso, hay al menos cuatro familias que han encontrado accidentalmente algunas piezas y únicamente estarían dispuestos a entregarlas a la autoridad, en caso de que se establezca el museo.

Héctor Aguilar Rosas agregó en ese contexto, que en 1959, más de 400 piezas paleontológicas, entre ellas, colmillos tallados con figuras rupestres, fueron sacadas de Totimehuacan para ser exhibidas en el extranjero, lo que aseguró que no se volverá a permitir.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *