Los representantes del albergue ya presentaron una queja ante la Comisión Estatal de Derechos Humanos por impedir el libre tránsito.

Aunado a los durmientes colocados en las vías férreas para complicar el ascenso y decenso de migrantes a los vagones del tren, el Ayuntamiento de Apizaco levantó una malla con púas en la tercera privada de la calle Álvaro Obregón, Colonia Ferrocarrilera, lo que impide el libre tránsito de personas originarias de Centroamérica que llegan al albergue «La Sagrada Familia», en su camino hacia la frontera con Estados Unidos. 

La malla fue colocada desde hacer tres días por instrucción de gobierno municipal, encabezado por el panista Julio César Hernández Mejía, a petición de algunos vecinos de la calle quienes argumentaron el incremento de la delincuencia, cometida supuestamente por los migrantes, así como el «mal aspecto» de personas descansando sobre las banquetas, motivos por los que pedían la presencia de elementos policiacos.

Lo anterior fue calificado como un acto xenofóbico por diversas organizaciones sociales, activistas y una buena parte de la población, cuando se enteraron por redes sociales de la colocación de la malla en la calle que ahora impide el libre tránsito no solo para los migrantes sino también para los ciudadanos de la Colonia Ferrocarrilera.

El encargo del albergue para migrantes “La Sagrada Familia”, Elías Dávila Espinoza, lamentó que ahora se encuentre entre dos vallas “la del tren y la que nos están colocando en la calle”, con lo que se evita el tránsito de personas. Recordó que la afluencia ha sido mucha: de enero a la fecha se ha atendido a tres mil 600 personas originarias de Centroamérica en su mayoría hombres, seguido de mujeres, niños y niñas, que están de paso por territorio tlaxcalteca.

Ante el aumento en el flujo migratorio, la casa del migrante de Apizaco no ha tenido la capacidad de atender a todos, pues hay días que llegan más de 300 personas y algunos pernoctan en la periferia para descansar y recuperar fuerzas con el fin de volver a abordar el tren.

“Lamento que algunos vecinos achaquen a los migrantes la violencia, en cuanto a eso todos estamos preocupados porque en el albergue trabajan mujeres, hay migrantes que son buenos otros que no lo son, la mayoría pasan con buena intención porque lo que quieren es llegar a Estado Unidos», dijo Dávila Espinoza.

«Estos últimos días con las caravanas han pasado más de 300 migrantes y la casa no tiene la capacidad de atenderlos a todos, por eso algunos se quedan en la privada, pero lamento la actitud de xenofobia de algunos vecinos que dicen que ensucian sus banquetas y que no quieren verlos en ellas; incluso han llamado a la Policía para que los quiten de sus entradas en una actitud de marginación hacia los migrantes”, declaró.

Dijo que la inseguridad es un tema muy sensible y que entiende la preocupación de los vecinos, pero eso no se resuelve con colocar mallas o alzar muros, por el contrario entre el gobierno, los vecinos y los representantes del albergue deben construirse mecanismos de protección pero sin afectar el derecho humano al libre tránsito, mucho menos el paso vecinal y tener una opción para vivir en paz.

Mencionó que existe la propuesta de colocar una puerta amplia que esté abierta todo el día y solo se cierre por seguridad en las noches, para con ello permitir el ingreso de vehículos en caso de emergencias.

El encargo del albergue informó que presentaron una queja ante la Comisión Estatal de Derechos Humanos por ese acto de marginación: «lamentamos cómo Trump presiona al gobierno mexicano para que haga sus caprichos y ahora hay vecinos de Apizaco que tienen la actitud de Trump cuando todos somos morenitos. Espero la buena voluntad del municipio y espero que respete en lo que quedamos: que nos dé una puerta amplia de manera ueq no se vea el muro como una actitud de discriminación».

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