violencia-2Foto: Especial

Durante una reunión de alto nivel en Colombia para discutir el tema, los países se comprometen a proteger a los niños de la violencia, la explotación y los abusos de todo tipo. El presidente colombiano afirma que el hambre, el colapso climático, la guerra y el éxodo van más allá de los golpes y son los peores de violadores de los niños.

La violencia contra los niños -física, emocional o sexual– constituye una crisis mundial que ocurre en los hogares, las escuelas, las comunidades y en internet, y que tiene efectos tan graves como lesiones permanentes, infecciones de transmisión sexual, problemas de salud mental como ansiedad y depresión, y la muerte.

La problemática se aborda por primera vez este jueves en una reunión internacional de alto nivel que contó con la participación del presidente de Colombia, Gustavo Petro, y más de 1400 ministros, funcionarios de gobierno y responsables de políticas, líderes de organismos de la ONU, representantes de la sociedad civil, supervivientes, jóvenes y niños.

La Conferencia Mundial Ministerial para poner fin a la violencia contra los niños tiene lugar en Bogotá, Colombia, auspiciada por el gobierno colombiano con apoyo de Suecia, el Fondo de la ONU para la Infancia (UNICEF) y la Organización Mundial de la Salud (OMS).

Durante el cónclave, más de cien gobiernos sellaron una serie de compromisos históricos para erradicar la violencia contra los niños y protegerlos de la explotación y el abuso.

Los castigos físicos, una práctica que afecta regularmente a tres de cada cinco niños en su hogar serán prohibidos por ley en nueve países.

Además, varias naciones se comprometieron a mejorar los servicios para los niños que han sido víctimas de violencia y a hacer frente al acoso escolar, mientras que otros anunciaron su intención de invertir en la prestación de apoyo esencial a la crianza, una de las intervenciones más eficaces para reducir el riesgo de violencia en el hogar.

Abusos ocultos

Los participantes reconocieron que más de mil millones de niños, más de la mitad de la población infantil global, sufren algún tipo de violencia y que, a menudo, esos abusos suceden a puerta cerrada, se mantienen ocultos y no se denuncian.

La OMS estima que menos de la mitad de los niños afectados revelan que han sido víctimas de violencia y, de ellos, menos del 10% recibe ayuda.

Los datos de la agencia sanitaria de la ONU indican que cada trece minutos, un niño o adolescente es asesinado, lo que representa unas 40.000 muertes evitables al año.

Las secuelas de la violencia para algunos niños son devastadoras y duran toda la vida: ansiedad, depresión, conductas de riesgo (como relaciones sexuales sin protección, tabaquismo, consumo de drogas) y un bajo rendimiento académico.

Un lastre altamente prevenible

El director general de la OMS, Tedros Adhanom Ghebreyesus, se dirigió a los participantes en el foro para subrayar que, pese a ser altamente prevenible, la violencia sigue siendo una terrible realidad cotidiana para millones de niños en todo el mundo, “que deja cicatrices que se extienden a lo largo de generaciones”.

Al referirse a los compromisos alcanzados al inicio de la reunión, señaló que si se implementan a cabalidad, podrían cambiar el rumbo de la violencia infantil.

“Desde establecer un apoyo que cambie la vida de las familias hasta hacer que las escuelas sean lugares más seguros o abordar el abuso en línea, estas acciones serán fundamentales para proteger a los niños de daños duraderos y mala salud”, declaró desde Nueva York en un enlace de video.

La evidencia ha mostrado que la violencia a edades tempranas puede causar un estrés tóxico que afecta al desarrollo del cerebro y genera agresividad en los niños, además de favorecer el abuso de sustancias y la aparición de conductas delictivas.

Los niños que sufren actos de violencia también tienen más probabilidades de verse afectados por ciclos de trauma y de violencia en la edad adulta, lo que repercute en comunidades enteras.

La violencia no es exclusivamente el golpe

El presidente de Colombia, Gustavo Petro pronunció un discurso en el que advirtió que si bien las cifras de la violencia contra la niñez son “catastróficas”, los parámetros que definen esa violencia son estrechos y no permiten ver la magnitud real del problema.

“La violencia no es exclusivamente el abuso, el homicidio, el golpe”, dijo, insistiendo en que hay fenómenos que son violencia y que no se reconocen.

El colapso climático es violencia, abundó Petro, citando como ejemplo los aguaceros torrenciales que han ocasionado inundaciones en los últimos dos días en Bogotá, lapso durante el que cayó el agua correspondiente a noviembre, un mes lluvioso en Colombia.

Tras recordar que la crisis climática es producto de la acción humana y que el mundo sigue consumiendo combustibles fósiles en un ataque abierto a la naturaleza, aseveró que la política pública está creando un mundo contra la infancia.

“¿No es violencia lo que estamos haciendo como Estados? ¿No estamos implementando políticas que constituyen la peor violencia, que va a golpear a los niños y a la humanidad?”, preguntó.

El mandatario recalcó entonces que la política pública tiene que gravitar alrededor de la vida, algo que no se está haciendo.

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