Este pan -único a nivel mundial obtiene su sabor y consistencia de la composición del agua y por la altura sobre el nivel del mar de la capital poblana, que es lo que le da su textura original.


Fue en el siglo pasado, en 1930, en el Mercado La Victoria, donde la cemita poblana, tal como la conocemos, salió a la luz en la cemitería La Botanita. Pan crocante, relleno de queso, aguacate, carne o pata de puerco en vinagre, acompañada por cebolla, rajas o chipotles y su ingrediente más polémico, el pápalo.

La cemita, era un pan tradicional en las familias poblanas, hecho con recetas de origen árabe y español, que se rellenaba de todo tipo de guisados, sin embargo, a partir de esta fecha se documenta el uso de queso de cabra y aguacate criollo como principal ingrediente, detalló Salvador Arizmendi, director del Festival de la Cemita.

Este pan -único a nivel mundial- obtiene su sabor y consistencia de la composición del agua y por la altura sobre el nivel del mar de la capital poblana, que es lo que le da su textura original «hay cuatro representantes de la gastronomía poblana que no se hacen en otro lado: la torta de agua, la cemita, la tortilla para taco árabe y el pan de fiesta», explica.



Lo anterior durante la presentación de la segunda edición del Festival de la Cemita, a realizarse del 19 al 21 de julio, en la explanada del Centro Escolar Niños Héroes de Chapultepec, en el que 50 expositores esperan vender 50 mil piezas y alcanzar una derrama económica de 10 millones de pesos.

Encuentro culinario en el que se podrá encontrar desde una cemita tradicional, hasta las de especialidad, como chile en nogada y helado. Habrá también actividades artísticas, culturales y conferencias gastronómicas.

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