El intercambio depende de las habilidades de negociación y la calidad de productos, quienes quieren obtener algo rodean los puestos, exponen lo que llevan a los vendedores. 

Dos servilletas por medio centenar de nueces, dos bolsas de pasta por una cubetita de manzanas, una chamarra por una cubeta de peras, así es el trueque milenario de San Pedro Cholula, donde este fin de semana poblanos y extranjeros dejaron de lado el efectivo y mostraron sus habilidades de negociación.

Al filo de las 7 de la mañana los vendedores terminan de colocar sus puestos, están listos para valuar lo que les ofrezcan a cambio de su mercancía «buena» que elaboraron o cosecharon para este 8 de septiembre.

La Plaza de la Concordia luce como un mercado de hace cientos de años con lonas multicolores y puestos a ras de piso donde se ofrecen productos de varias regiones del estado, ahí personas recuerdan la forma más antigua del comercio: el trueque.

Los comerciantes de mayor edad tienen por lo menos 30 años o hasta más de 50 años visitando Cholula durante la feria, pues desde pequeños sus padres y abuelos les llevaban para intercambiar sus frutas, verduras, juguetes de madera, artesanías, utensilios de barro para la cocina, canastas, herramientas de palma u ocote, por aquello que necesitaran o no tuvieran en sus lugares de origen.

Aunque prefieren cosas nuevas o de primera necesidad, también aceptan prendas de vestir en buenas condiciones por un «montoncito» de chiles, servilletas por un tanto de nueces, pan y café por manzanas, aventadores para el anafre por una cubetita de duraznos, arroz y sopas por cazuelas o pequeñas vasijas de barro.

El intercambio depende de las habilidades de negociación y la calidad de productos, quienes quieren obtener algo rodean los puestos, exponen lo que llevan a los vendedores, lanzan su oferta, pero les reniegan, casi siempre piden más, pero saben que recibirán lo que los productores les quieran dar, así pasan de 30 a 25 nueces, de dos montones a uno y el pilón.

La escena se repite en todos los puestos, si lo que llevan agrada a los vendedores mandan a los niños y les piden que acerquen a ver lo que hay en el puesto de sus familiares, la decisión final depende de las mujeres, pues «ellas mandan», reconocen sus esposos.

Sin embargo, también esperan vender algo de sus productos, pues necesitan dinero en efectivo para pagar el pasaje de regreso a sus comunidades.

A diferencia de otros años, Concepción Hernández Paz de 43 años y Diega Martinez Luna 72 años, comerciantes provenientes de Atlixco y Huejotzingo, consideran que la práctica del trueque se ha incrementado, pues ven que más personas acuden en estos días.

La señora Azalia Ramírez junto con sus hijos salieron a temprana hora de Tehuacán rumbo a Cholula, llevaron trastes, despensa y chiles secos, a cambio recibió canastas, higos, aguacates, duraznos, peras, huesitos y platos de barro, por lo que se retiró «muy contenta» con el truque que obtuvo.

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