En la idea del gobernador panista, que primero militó en el PRI, era poner su sello, inmortalizar su nombre en la ciudad de Puebla.

Desde su inauguración, los puentes construidos en el sexenio del gobernador Rafael Moreno Valle, tuvieron tirantes de ornato, no servían, ni sirven para nada; pero, dibujan de perfil las iniciales del primer apellido del desaparecido mandatario.

Pero vamos por partes. Primero es necesario recordar que un puente atirantado, explicado como aprendiz en ingeniería civil, es una estructura cuyo tablero (la base por donde pasan los coches) está suspendido con cabos gruesos de uno o varios pilones centrales (como mástiles enormes de cemento y acero).

El diseño más antiguo de un puente atirantado data del siglo XVII, publicado en Venecia y diseñado por Fausto Veranzio: una plataforma de madera sostenida por cadenas de hierro suspendidas desde las torres situadas en cada una de las dos orillas.

Sin embargo, el estudio de los puentes atirantados se remonta a principios de la década de los cincuenta, cuando Franz Dischinger realizó el puente de Strömsund en Suecia, el primero de acero.

De ese entonces a la fecha, por citar un ejemplo, es posible destacar el Puente Centenario, uno de los puentes atirantados más importantes del mundo, ya que cruza el Canal de Panamá.

Entonces, si los cables no sirven para nada, si los postes no sirven para nada, ¿para que los pusieron en los puentes?, preguntará, distinguido lector. Y obvio, le explicaré.

El diseño de los puentes, de todos los puentes construidos entre 2011 y 2018, en las administraciones de Moreno Valle y José Antonio Gali Fayad, siempre fue el mismo y sólo había cambios en el tamaño; es más, hasta el puente que cruza la Vía Atlixcáyotl para ingresar a Lomas de Angelópolis, también es así, con cables y postes, con cabos y mástiles, pese a que es pequeño, casi minúsculo.

¿Por qué? Porque en la idea del gobernador panista, que primero militó en el PRI, era poner su sello, inmortalizar su nombre en la ciudad de Puebla y su zona metropolitana, la metrópoli Moreno Valle.

Con esa idea, ordenó a todos los constructores la colocación de los tirantes, los cuales, si usted ve la estructura de perfil, se dará cuenta que definen las siglas del primer apellido del fallecido mandatario: MV, Moreno Valle.



La primera vez que escuché esta versión, solté la carcajada. No daba crédito. Se me hizo enfermizo, como una idea loca, casi hitleriana; pero, la mujer que me platicó lo que estaba sucediendo, juraba que esa era la intención. Me quedé con el ojo cuadrado.

En 2013, con el puente de Valsequillo, simplemente comprobé la veracidad de esa versión, cuando la empresa constructora incluyó entre los mástiles de la obra, las iniciales de Moreno Valle, como usted puede ver en la foto usada en un tuit usado en su momento.

El gobernador Miguel Barbosa Huerta tiene pensado eliminar todo lo que huela a Moreno Valle. Algunos consideran que la administración estatal no debería distraer dinero del erario en esta tarea. Sin embargo, después de analizar la intención de Moreno Valle, ¿usted no lo haría?

Era un plan maquiavélico, un mensaje subliminal para mantener su imagen, su nombre en las mentes de todos los poblanos, como si quisiera hacer suya la ciudad, la metrópoli, donde las obras superfluas destacaron por los cientos de millones de pesos invertidos en las construcciones, una grosería para los miles de pobres.

Y recuerde: Nadie es completamente bueno, ni completamente malo

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