El comportamiento tóxico, se basa en una total falta de responsabilidad, pues no saben enfrentar sus consecuencias ni hacerse cargo de sus emociones.

Estamos en una época donde el término de gente tóxica aparece por doquier, etiquetando a “amigos, madres, padres, hijos, jefes, etc.” pero es muy importante aclarar que no podemos referirnos a las personas como tóxicas, pues lo que resulta tóxico es su comportamiento que afecta a los demás y es justamente eso, lo que tenemos que aprender a manejar.

Cabe mencionar que se ha abusado del término y lo aplicamos casi indiscriminadamente a las personas con quienes no logramos tener afinidad, pero la toxicidad emocional es mucho más que eso.

El comportamiento tóxico de una persona se caracteriza porque lesiona constantemente a los demás, a través de críticas, de negatividad o de culpa.

Este comportamiento, no viene de quien tiene “mala vibra”, sino de personalidades narcisistas que están acostumbradas a descalificar las ideas, pensamientos, y emociones de los demás, de personas que están acostumbradas a manipular a los demás a través de la culpa, al victimizarse constantemente para conseguir lo que desean.

El comportamiento tóxico, se basa en una total falta de responsabilidad, pues no saben enfrentar sus consecuencias ni hacerse cargo de sus emociones y su falta de empatía, descansa sobre una real y profunda infelicidad que se manifiesta a través de envidia que les genera un sufrimiento constante.

Es por ello, que quien está expuesto a éste tipo de comportamiento, experimenta ansiedad, agotamiento y estrés continuo que genera un desgaste no sólo en la relación, pues según el Departamento de Psicología Clínica y Biológica de la Universidad Friedrich Schiller, en Alemania, la exposición continua a esta serie de dinámicas afecta a nuestra salud cerebral.

¿Cómo sabemos si estamos frente a un comportamiento tóxico? Lo identificaremos porque sentimos una amenaza constante, como si estuviéramos en una película de terror caminando por un pasillo, sin saber de qué puerta saldrá el monstruo.

Lo desgastante es que el monstruo es cambiante, a veces es una crítica, a veces una descalificación, a veces culpa, a veces incomprensión, a veces indiferencia, siendo la única constante, la sensación de desgaste que queda después del encuentro. ¿Cómo podemos manejar los comportamientos tóxicos? Poniendo límites, pues no siempre es posible poner distancia cuando se trata de personas allegadas de manera afectiva o laboral.

Debemos proteger nuestro bienestar con límites claros y firmes para demostrar a la persona en cuestión, que hay conductas que no pueden tolerarse. También debemos aprender a manejar nuestras emociones, pues como comentamos la semana pasada, independientemente de la causa, las emociones son personales y tienen algo que mostrarnos, por lo que debemos quitarle el poder a los demás de hacernos sentir mal.

Debemos aprender a poner distancia emocional, entendiendo que las emociones de cada uno son su responsabilidad y no podemos hacernos cargo del enojo o la frustración de alguien más. De la misma manera, debemos entender que cada persona es resultado de su propia historia y el cómo ha decidido enfrentarse a ella y detrás de muchas personas con comportamientos tóxicos, se esconden personas inseguras, deprimidas o con mucho miedo.

Es común que dichos comportamientos, sean una forma de protegerse del dolor o el resultado de no enfrentar sus propias emociones, pero sea cual sea la causa, no podemos permitir que nos lastimen.

Lo más importante es estar en contacto con nosotros mismos para distinguir cuando una relación nos está generando estrés o un malestar constante, para poder poner límites y no engancharnos de actitudes que nos lastiman.

Debemos recordar que éste tipo de comportamiento puede estar presente en cualquier ámbito de nuestra vida y que no siempre podremos huir de él, pero sí podemos aprender a que nos haga daño.

Espero que les haya sido de utilidad y que no abusemos del término, pues hacemos superficial una situación bastante seria, que ocasiona un sufrimiento real. Recuerden que esperamos sus comentarios a través de nuestras redes sociales. ¡Hasta pronto! Nos leeremos nuevamente desde el diván.

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