Desde pequeño empezó a frecuentar una parroquia salesiana y nació su inquietud de ingresar a la Congregación fundada por San Juan Bosco. 

Hoy la Familia Salesiana conmemora al Beato Artémide Zatti, hermano salesiano (coadjutor) que dedicó su vida a la atención de los enfermos en Argentina. En una ocasión el P. Bergoglio, hoy Papa Francisco, le pidió al Beato que intercediera en el cielo por una gracia para los jesuitas y se le concedió.

Artémide Zatti nació en Boretto, Italia, en 1880 y en una familia granjera. A los nueve años ya trabajaba para ayudar en casa. Obligados por la pobreza, los Zatti emigraron a Argentina para iniciar una nueva vida.

El pequeño Artémide empezó a frecuentar una parroquia salesiana y nació su inquietud de ingresar a la Congregación fundada por San Juan Bosco. Más adelante fue aceptado como aspirante salesiano y al cumplir veinte años se integró a la Comunidad en Bernal.

Como salesiano coadjutor, se le confió el cuidado de un joven sacerdote enfermo de tuberculosis y contrajo la enfermedad. Estando en el hospital de la misión salesiana en Viedma, Artémide prometió a la Virgen María Auxiliadora que si se curaba, dedicaría su vida al cuidado de los enfermos. Sus plegarias fueron escuchadas.

Se recuperó y se ocupó de la farmacia del hospital. Posteriormente asumió la responsabilidad total de la institución, sin descuidar sus obligaciones en su comunidad. En bicicleta visitaba también a los enfermos de la ciudad y por las noches estudiaba medicina para obtener su diploma de enfermero.

A la enfermera solía decir: “Prepare un lecho para el Señor”, “¿Tienes sopa caliente y vestidos para un Jesús de 10 años?”. Con su alegría y bondad se ganó el cariño de todos. De él se decía que era “un ángel que se hizo enfermero”.

Cierto día, al caerse en la escalera, fue confinado a la cama y le detectaron cáncer. Siguió cuidando de la misión por un año y más adelante, después de padecer heroicamente por la enfermedad, partió a la Casa del Padre en 1951. Fue beatificado por San Juan Pablo II en el 2002.

La amistad espiritual con el Papa Francisco

El 18 de mayo de 1986, el entonces P. Jorge Mario Bergoglio escribió una carta al salesiano sacerdote Bruno Cayetano para comentarle sobre su experiencia que había tenido con Don Zatti “con quien me hice muy amigo”, señaló.

En la misiva, el ahora Papa Francisco, relató cómo los jesuitas argentinos, y toda la Compañía de Jesús, tenían pocos hermanos coadjutores. Es en este contexto que conoció la vida de Artémide Zatti por medio de una conversación en el Arzobispado de Salta y de la lectura de una biografía.

“Me llamó la atención su figura de coadjutor tan plena. De ahí en más sentí que debía pedirle al Señor, por intercesión de ese gran coadjutor, nos enviara vocaciones de coadjutores. Hice novenas y pedí a los novicios que las hicieran”, contó el P. Jorge Bergoglio.

De esta manera, la cantidad y la calidad de las vocaciones de coadjutores en los jesuitas aumentó considerablemente.

“Estoy convencido de su intercesión en este asunto, puesto que por el número es un caso raro en la Compañía. Como reconocimiento, en la 2da. y 3ra. edición del Devocionario del Sagrado Corazón hemos puesto la Novena para pedir por la Canonización de Don Zatti”, escribió el hoy Papa Francisco.