La Cartilla Ética se traducirá a siete lenguas originarias: náhuatl, tutunaku, ngiguah, hñahñu, mixteco, mazateco y tepehua.


 La Secretaría de Educación atiende a 111 mil 947 alumnas y alumnos hablantes de lengua indígena como náhuatl, tutunaku, ngiguah, hñahñu, mixteco, mazateco y tepehua; y a sectores en condiciones de vulnerabilidad como hijos de migrantes y grupos afrodescendientes, entre otros, afirmó Saraí Santiago Rodríguez. Como titular de Educación Indígena detalló que el servicio educativo llega a 856 estudiantes en el nivel inicial; 46 mil 601 en preescolar; y 64 mil 490 en primaria.

Agregó que la cobertura abarca 146 de los 217 municipios del estado, con atención en 13 regiones: Tepexi, Puebla, Guadalupe Victoria, Huauchinango, Tehuacán, Tetela de Ocampo, Teziutlán, Zacapoaxtla, Huehuetla, Ajalpan, Alcomunga, Xicotepec y Villa Lázaro Cárdenas.

En total, 5 mil 183 docentes atienden a las y los niños -77 por ciento en lengua indígena- en mil 726 escuelas o centros de trabajo, en los niveles: inicial (45), preescolar (946), y primaria (735); además de 91 albergues escolares con 4 mil 633 alumnos becados.

Es importante mencionar que, por sus propias características, una cantidad considerable de estas escuelas son unitarias, bidocentes, o tridocentes, es decir, un maestro atiende a todos los grados de cada nivel, explicó Santiago Rodríguez. Cartilla Ética, inclusiva.

Para genera una mayor inclusión, la funcionaria destacó que la Cartilla Ética de la Secretaría de Educación se traducirá a las siete lenguas indígenas predominantes en la entidad, con el objetivo de que este documento pedagógico de reflexión llegue a todos los centros escolares. Además, adelantó que se elaborarán cápsulas con cada uno de los valores contenidos en dicho documento, mismos que se transmitirán por radio bilingüe.

Primer laboratorio de “Ciencia Viva” en Puebla Otra de las acciones en materia de educación indígena es el Centro de Educación Preescolar Indígena “Nuevo Día” de Tehuacán, el cual obtuvo el Premio Nacional de Gestión 2019, reconocimiento que permitió la construcción del primer laboratorio de “Ciencia Viva” en el estado, en donde las y los alumnos desarrollan el aprendizaje por descubrimiento, resaltó la funcionaria.

“En ese lugar, los pequeños hacen ciencia desde temprana edad, realizan investigación, observación, y comparación de especies. No hacen el trabajo cotidiano de un aula regular, no hay planas ni tareas designadas para la casa, aprenden con la práctica”, detalló Santiago Rodríguez.

Dijo que las y los niños aún no saben leer ni escribir, pero son capaces de llevar registros y consultar referencias de su trabajo en computadora. Las actividades son completamente lúdicas y prácticas. Se fomenta el trabajo en equipo, y la colaboración entre todos.

“Con este sistema, los resultados de aprendizaje están por encima de los esperados en educación preescolar”, aseguró. Añadió que el laboratorio cuenta con un huerto con camas hidropónicas donde siembran semillas de varias especias y plantas endémicas de la región. De esta manera, los pequeños trabajan materias como Ciencias Naturales, Física y Química en contacto directo con los elementos de la tierra.

Cabe resaltar que este preescolar ha sido visitado por distintas instituciones, incluida una delegación de Japón, que realizó un estudio acerca de los resultados educativos obtenidos. “Con este programa especial se constata la construcción de aprendizajes de forma viva en ese laboratorio y la relación e impacto positivo que tiene con la comunidad”, resaltó la directora del nivel educativo.

Educar para la vida Santiago Rodríguez apuntó que la educación indígena trata de que las alumnas y alumnos aprendan para la vida, por lo que pone énfasis y atención en la diversidad, ya que la cultura nos enseña una cosmovisión y una manera de pensar En este sentido, la currícula adquiere significado, y lo que aprenden en la escuela tiene un impacto con la comunidad.

El resultado es que los niños son felices, se sienten bien en la escuela y los casos de ‘bullying’ son escasos, ya que todavía permea el valor de respeto. Así, el conocimiento heredado por generaciones se convierte en un elemento del aprendizaje que, por medio del proceso educativo, preservan, trasciende, y transforma a la comunidad.

El propósito de la educación indígena es garantizar el derecho a la educación de los estudiantes, independientemente de su condición social, económica, política, cultural, étnica, así como atenderlos en un marco de inclusión.

Trabaja bajo un enfoque intercultural bilingüe, tanto en los contenidos curriculares como en la formación docente, el cual busca reconocer y valorar la diversidad étnica, lingüística, y cultural a fin de lograr la equidad educativa.

El docente orienta a los estudiantes en el proceso educativo más allá de los temas contenidos en la currícula, y el modelo tiene sustento en aprendizajes de cada región o territoriales, de acuerdo con la cultura y cosmovisión de los grupos.

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