“Hay oscuridad en los corazones humanos, sin embargo, la luz de Cristo es aun mayor”, declaró Francisco en la séptima Navidad de su pontificado.
El Papa Francisco instó el miércoles al mundo a dejar que la luz de la Navidad atraviese la “oscuridad en los corazones humanos” que conduce a la persecución religiosa, la injusticia social, los conflictos armados y el miedo a los migrantes.
En su mensaje del día de Navidad “Urbi et Orbi” (a la ciudad y al mundo), el Papa, de 83 años, pidió paz en Tierra Santa, Siria, Líbano, Yemen, Irak, Venezuela, Ucrania y varios países africanos atrapados en conflictos.
El hilo conductor de su discurso ante decenas de miles de personas en la Plaza de San Pedro y millones de personas que miraron o escucharon la transmisión en todo el mundo es que el cambio comienza en los corazones de las personas.
“Hay oscuridad en los corazones humanos, sin embargo, la luz de Cristo es aun mayor”, declaró Francisco en la séptima Navidad de su pontificado.
“Hay oscuridad en las relaciones personales, familiares y sociales, pero la luz de Cristo es mayor. Hay oscuridad en los conflictos económicos, geopolíticos y ecológicos, pero aun mayor es la luz de Cristo”.
El Papa se refirió a la persecución contra los cristianos por parte de grupos militantes en Burkina Faso, Malí, Níger y Nigeria, pidiéndole a Dios que consolara a los que sufren por su fe.
El 1 de diciembre, al menos 14 personas fueron asesinadas a tiros en un ataque contra una iglesia en el este de Burkina Faso, donde una insurgencia islamista ha provocado tensiones étnicas y religiosas.
Francisco, que ha sido denostado por los políticos populistas debido a su defensa de los refugiados y migrantes, dedicó una sección de su discurso a la difícil situación de esas personas.
“Es la injusticia que los hace cruzar desiertos y mares que se convierten en cementerios. Es la injusticia que los obliga a soportar formas indescriptibles de abuso, esclavitud de todo tipo y tortura en campos de detención inhumanos”, dijo el pontífice.
Este mes, el Papa pidió el cierre de los campos de detención de migrantes en Libia.
“Es la injusticia lo que los aleja de los lugares donde podrían tener la esperanza de una vida digna, sino que se encuentran ante muros de indiferencia”, acusó Francisco.