Es la peor pesadilla de los niños la mañana de Reyes y la amenaza preferida de los padres cuando éstos se portan mal. Obviamente, hablamos del carbón, ligado a la Navidad desde tiempos inmemoriales.


Cuenta la leyenda que Carbonilla, un paje de los Reyes Magos, se encargaba de decir qué niños se habían portado mal durante el año y los castigaba con carbón en vez de regalos. No es el único dedicado a esta faena.

También lo han hecho tradicionalmente el Olentzero, el carbonero mitológico de la tradición vasca, el apalpador, mítico carbonero en Galicia, y la Befana, la bruja italiana que reparte carbón a los niños malos.

Sea cual sea el origen y el significado exacto de esta tradición, los niños de hoy en día la siguen teniendo arraigada, aunque con ciertos cambios.

Ahora, muchos reciben el simbólico carbón dulce negro o incluso de colores. Pero, ¿de qué está compuesta esta venganza navideña? Para empezar, de muuucho azúcar; en concreto, unos 200 gramos de azúcar glas más 350 gramos de azúcar normal.

Como puede verse, se trata del ingrediente base, con el que se elaboran la glasa y el almíbar. Para la glasa, hay que mezclar con unas varillas una clara de huevo, una cucharada de zumo de limón y el azúcar glas.

Luego, se añade un poco de colorante alimentario negro (se puede encontrar en tiendas de repostería). Para preparar el almíbar a punto de bola dura, calienta en un cazo 115 mililitros de agua con el azúcar normal, mézclalo todo y remueve bien. Puedes seguir todos los pasos y la presentación de la receta de carbón dulce en el siguiente vídeo de Lolita la pastelera:

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