os investigadores han usado la capacidad de las neuronas receptoras olfativas de estos insectos para detectar olores y encontrar explosivos.
Investigadores estadounidenses de la Universidad de Washington en St. Louis trabajan en un método para convertir a saltamontes en ‘zapadores cyborg’ por encargo de la Marina nacional, informa NewScientist remitiéndose a la preimpresión de su estudio publicado en bioRxiv.
Varios ejemplares de ‘Schistocerca americana’, una especie de de saltamontes de la familia ‘Acrididae‘ originaria de América del Norte, han sido utilizados como buscadores de explosivos. Los investigadores han usado la capacidad de las neuronas receptoras olfativas de estos insectos para detectar olores. A su vez, estas neuronas envían señales eléctricas a una parte del cerebro del insecto conocida como lóbulo antenal. Cada antena de saltamontes tiene aproximadamente 50 mil de estas neuronas.
Los investigadores implantaron electrodos en lóbulo antenal del cerebro de los insectos, con los cuales obtuvieron datos sobre la actividad neuronal que ocurre en respuesta a los olores.
Para probar la capacidad de detección de bombas, el equipo esparció vapores de diferentes materiales explosivos sobre las antenas de los saltamontes, incluidos los vapores de trinitrotolueno (TNT) y su precursor, el 2,4-dinitrotolueno (DNT). Como sustancias de control se utilizaron materiales no explosivos como aire caliente y benzaldehído.
En la parte trasera de los insectos, los científicos han sujetado un pequeño dispositivo con un amplificador de la señal de los electrodos. Este dispositivo registró datos sobre la actividad eléctrica de las neuronas.
Múltiples inconvenientes
El nuevo método aún se encuentra en una etapa inicial de desarrollo y tiene varios inconvenientes. En particular, después de la implantación de los electrodos, el saltamontes pierde su capacidad de moverse. Por esta razón, los insectos durante el experimento fueron movidos alrededor de la habitación donde se roció la sustancia a detectar en un carrito.
Resultó, además, que el cerebro del saltamontes muere al cabo de unas siete horas tras la implantación de los electrodos. Sin embargo, hasta ese momento las neuronas olfativas reaccionaban constantemente a las señales del receptor. Finalmente, aún no se sabe cuán confiable es el método desarrollado por científicos estadounidenses ya que durante los experimentos, los insectos no estuvieron expuestos a vapores de varias sustancias a la vez.