Las niñas y adolescentes mujeres supusieron una de cada de diez víctimas de feminicidios entre 2015 y 2019.

«Alguien (…) pensó que no íbamos a reclamar su nombre, que iba a pasar como una desconocida, que iba a ser una más entre tantas miles que están desaparecidas en este país. Y no es así».

«A Fátima no la vamos a olvidar, Fátima tiene que ser un nombre que recuerde que vivimos en un país de desaparecidos, de desigualdad, de gente que no le importa que sea una más».
Sonia López, tía de Fátima -la niña de 7 años que se convirtió en una de las últimas víctimas de feminicidio en México– gritó estas palabras poco después de saber que su sobrina había sido torturada y asesinada.

El cadáver de Fátima apareció en una bolsa el pasado fin de semana en Ciudad de México tras haber sido secuestrada a la salida de la escuela el pasado 11 de febrero.
La brutalidad de su muerte y la «cadena de errores» de las distintas instituciones que llevaron su caso y que aún se investigan causaron una enorme indignación y convirtieron a Fátima en otro de los rostros de una lacra que continúa desangrando a México.

Y es que cada día, según cifras del informe de 2019 de la Red por los Derechos de la Infancia en México (REDIM), al menos tres menores de edad mueren en el país a causa de una violencia que va en aumento y que las autoridades no logran detener.

El presidente mexicano, Andrés Manuel López Obrador, está siendo objeto de innumerables críticas por una sociedad que le reclama actuar frente a los brutales feminicidios que azotan el país y que ya se han convertido en una de las mayores crisis de su gobierno.

Aunque AMLO prometió combatirlo «con toda la fuerza que tiene el gobierno», la tía de Fátima fue vocera con su improvisado testimonio de la creencia de buena parte de los mexicanos: que los crímenes de mujeres y niñas no se investigan lo suficiente y sus nombres acaban quedando en el olvido para las autoridades.

Las alarmantes cifras

Y es que aunque el asesinato de Fátima logró atraer la atención dentro y fuera de las fronteras mexicanas, lo cierto es que los casos de niños que pierden la vida por causa de la violencia se cuentan por miles en México.

Según cifras del informe de la REDIM, cada día asesinaron a 3,6 menores de edad como promedio desde el año 2000 al cierre de 2019, calificado como «el año con el mayor número de homicidios dolosos en la historia del país».

En un país con unos 40 millones de personas entre 0 y 17 años de edad, las niñas y adolescentes mujeres supusieron una de cada de diez víctimas de feminicidios entre 2015 y 2019.

Las desapariciones también van a peor. Con datos de 2012 a 2018, el informe reveló que diariamente se perdía el rastro de cuatro niños en el país.

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