Las primeras veces sólo me enseñaban a desmembrar, pero la segunda vez me enseñaron a desmembrarlo, a enterrarlo y prepararlo para el ácido.
La representante de la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (ONODC) en El Salvador, Érika Aguirre de Rusconi, narró el caso de un menor migrante centroamericano que, a su paso por México, fue entregado al grupo criminal de «Los Zetas» como pago de todo el conjunto de migrantes que intentaba llegar a Estados Unidos.
Al participar en el III Foro Regional Interparlamentario, sobre Seguridad en el Triángulo Norte de América Central y México en la Cámara de Diputados, la funcionaria describió que ella misma entrevistó al muchacho.
Narró, desde el atril, que el chico aseguró que al principio lo obligaron a ser enterrador de cuerpos, después veces le enseñaron a desmembrar y posteriormente a prepararlos para el ácido y deshacer completamente los cadáveres.
«Cuando yo lo entrevisté me decía: ‘Es que las primeras veces sólo me enseñaban a desmembrar, paso número dos, cuando me dejaron la segunda vez en el segundo intento, me enseñaron a desmembrarlo, a enterrarlo y prepararlo para el ácido y en la tercera vez, me enseñaron ya ‘Los Zetas’ a echarles el ácido y a deshacer completamente el cadáver'».
Refirió esto ante un cuestionamiento sobre el tráfico de migrantes y ella explicó que los familiares que se encuentran fuera del país de origen les envían dinero a sus paisanos quienes contratan a los «polleros» o «coyotes» para que lleven al niño con sus familiares en Estados Unidos.
Pero muchas veces las bandas criminales se aprovechan del menor y lo venden para obtener un lucro.
«Conocí en uno de los casos que se convirtió en ser tráfico a ser trata de personas y empieza un caso de tráfico, en donde los padres le pagan a los ‘coyotes’ para que lleven a un niño a Estados Unidos y en el trayecto es vendido el niño o niña o adolescente a ‘Los Zetas'».
Con la venta de este menor, Aguirre de Rusconi cuestionó cómo los Estados hacen para devolver la inocencia a este niño después de haber sido vulnerado por las organizaciones criminales o cómo se resarce las violaciones que sufren jovencitas migrantes en su trayecto por distintos países.
«Ahí si nos viene una pregunta: ¿cómo regresamos a la inocencia de este niño después de ser vulnerado por las organizaciones del crimen, cómo los Estados resarcimos un daño de estas personas que van en camino, cómo resarcimos una violación de una de las adolescentes que ha ido en el trayecto, donde posiblemente muchos la han violado, cómo resarcimos el daño y es un ejemplo de los desafíos que los Estados obviamente van a tener para poder desarticular las organizaciones de crimen organizado trasnacional», cuestionó Aguirre Rusconi.