Definieron consignas y retumbó: “Señor, señora no sea indiferente, matan estudiantes delante de la gente”.
Seguramente, usted ha visto las manifestaciones de los estudiantes, en vivo o a través de televisión o en redes sociales. ¿Y qué le llama la atención? De entrada, ellos y nosotros estamos preocupados por la inseguridad imperante en nuestra ciudad, estado y país.
Por lo anterior, el cuádruple asesinato en Huejotzingo: dos estudiantes de la Upaep y uno de la BUAP, más un conductor de UBER, representó el detonante de las protestas en la vía pública. Y es que si bien este crimen es el más grave, no ha sido el único.
En la BUAP o en la Upaep, en instituciones públicas o privadas, los estudiantes padecen robos en la vía pública o en el transporte de manera regular, pero también extorsiones, secuestros y violaciones, sin dejar al margen acoso escolar o callejero. Y están hartos, cansados de salir de sus casas con temor a ser víctimas de la delincuencia.
Hoy más que nunca la frase: “cuídate mucho”, se ha hecho más recurrente, con mayor significado. Y no es para menos. Los universitarios están inseguros antes de llegar a sus escuelas o facultades, como también al salir; en la mañana en la tarde o en la noche, a la hora que sea. Y los fines de semana no son diferentes. Deben estudiar, lo saben; pero también quieren divertirse, irse de antro, con sus amigos, con sus novios, desvelarse, tomarse una cerveza o un tequila. ¿Recuerda cuando era estudiante? Pues ahora, nuestros hijos, sobrinos, nietos, familiares y amigos quieren vivir lo mismo que nosotros vivimos.
Pero, a diferencia de lo que hicimos en el pasado, parece que sus protestas serán diferentes. Para autoridades municipal, estatal y universitaria, el movimiento sería otro más en la larga lista en la historia de Puebla.
Apostaron a que el primer día sería el fuerte y que antes del pasado fin de semana, la normalidad regresaría a la vía poblana. El martes anterior, los estudiantes se vieron ordenados, impactantes con batas blancas, ocupando sólo el arroyo vehicular y, en ocasiones, haciendo pausas para impedir problemas de tránsito. Más, lo más destacable fue que no hicieron pintas, ni actos vandálicos.
Enarbolaron pancartas con leyendas sobre sus demandas. Definieron consignas y retumbó: “Señor, señora no sea indiferente, matan estudiantes delante de la gente”. Una comisión de los inconformes, más los rectores de BUAP y Upaep, fue recibida por el gobernador Luis Miguel Barbosa. Acordaron la definición de un plan integral en materia de seguridad. Para hacerlo fue conformada una Asamblea Estudiantil.
En las facultades y en las escuelas, eligieron a sus representantes Y organizados empezaron tomar decisiones. En la actualidad, el movimiento ha contagiado a instituciones de otros estados; incluso a la UNAM e IPN, cuyos alumnos marcharon este lunes a Palacio Nacional.
La BUAP pidió a los manifestantes mantener el paro de labores, pero devolver las instalaciones. Lo hicieron, como en un acto de madurez, inteligentemente. Con tanta civilidad, me pregunto: ¿a dónde llegará el movimiento estudiantil? ¿Terminará como todos los demás, sin obtener respuestas a sus demandas, sin cambios? Creo que no, espero que no.
Es más, apuesto a que todavía crecerá más e, incluso, si su inicio tuvo mano negra, podría superar las expectativas. Adicionalmente, surgirán liderazgos entre los estudiantes, como es natural y ahí estará el paraguas de todo. Si el interés personal supera al interés común, sin remedio, la política ahogará el movimiento. Pero, si en una de esas, se mantiene la visión colectiva, cosas buenas vienen para Puebla.
El futuro no está en sus manos jóvenes, está el presente. Tienen la obligación de aprovechar la coyuntura. Porque, recuerden: Nadie es completamente bueno, ni completamente malo