Como reportero, comunicador, periodista o columnista en constante aprendizaje, debo reconocer que esta vez cometí un error.

El domingo subí una foto a mi cuenta de Twitter, una selfie con un grupo de monjas de las Carmelitas Descalzas. Sólo una reja de hierro forjado dividía su mundo del mío.

  • Felicidades a todas, tuits -con motivo del Día Internacional de la Mujer.

Mi amiga Shanik David, en esta misma red social, subió un cartel, al cual le di Me Gusta, en automático, no lo leí -digamos que el trabajo me lo impidió.
A los pocos minutos, otro comentario; pero esta vez de un usuario que se dice llamar Wilfredo (@massieu11):

  • No felicidades.

En automático, me enojé. Pensé que estaba criticando que estuviera enclaustradas.

  • Pregúntales a ellas y sabrás que tu felicidad no es igual a la de ellas. Respetemos su decisión. Por eso es importante educar -agregó.

Otro usuario, May Pitch (@maypichr) insistió:

  • Felicidades de qué?

Yo ya me molestaba

  • Mmmm… a ver. Si ellas están de acuerdo en el claustro, porque su fe así se los dicta, por qué vas a cuestionar su decisión, es su decisión, la de cada una y están felices.

En fin. Para mi fortuna, mi amiga Shanik despejó mi visión.

  • Creo que las personas que te preguntan “felicidades de qué? No era porque fueran monjas, era porque hoy no es día para felicitar, punto.

Y entendí o recordé, que para el caso es igual.

Volví al cartel y comprendí: por qué no felicitar a las mujeres por ser mujeres el 8 de marzo.

El 8 de marzo, las mujeres conmemoran que no ha terminado su lucha.

En 1975, la ONU estableció esta fecha para reconocer las batallas libradas por las mujeres para exigir al mundo el reconocimiento de sus derechos a mejores salarios, a igualdad de condiciones, al derecho al voto, batallas que iniciaron a principios de siglo pasado.

En la actualidad, las mujeres luchan contra la violencia, contra los feminicidas, contra una sociedad machista, donde hombres y también mujeres, consciente o inconscientemente, educa a hombres que no respetan a las mujeres y que por eso llegan hasta matarlas.

Como reportero, comunicador, periodista o columnista en constante aprendizaje, debo reconocer que esta vez cometí un error; pero que este resbalón, me permite dimensionar lo que sucede entre el resto de varones.

A mi me enseñaron, desde niño, mi Pita (mi abuelita materna) y mi mamá que a las mujeres no se les debe tocar ni con el pétalo de una rosa.

La frase resume mi forma de ser, tratar de ser todo un caballero con todas.

Sin embargo, no debe pasarse por alto nada. Si esta vez cometí un error, hay que reconocerlo, porque no hacerlo implicará restarle valor a lucha de las mujeres.

  • Por eso es importante educar -me comentó May Pich (@maypichr), para rematar.

De esta manera descubrí que no advertía el verdadero fondo de la fecha, que sólo veía lo que hay por encima y me pregunté:

  • Si yo lo veía así, ¿cómo lo verá el resto de los hombres?

Y no quiero parecer engreído, no.

Y no sólo en la fecha, también el trato.

Porque aquí hablamos del significado de un día, del verdadero significado.

¿Y sobre lo demás?

Por tanto, perdón, pido perdón. Y a seguir aprendiendo cómo tratar a las mujeres.

Y gracias por las explicaciones y las críticas

Recuerde: Nadie es completamente bueno ni completamente malo