Y es que la lista de indicaciones sospechosas de infección por coronavirus va creciendo según la experiencia de cada profesional.
Cuando se advierte a la población de que esté alerta ante los síntomas de que tiene coronavirus, se señalan unánimemente tres: tos, fiebre y problemas respiratorios. Pero no son los únicos, advierten profesionales de la atención primaria, que creen que hay que estar pendientes de ellos porque si no, ahora que llega un momento de controlar cómo evoluciona la pandemia, faltarán datos clave para decidir el ritmo y la extensión de la relajación del confinamiento.
“Empezamos a sospechar desde el principio que había otros síntomas”, dice Ricardo González, director del centro de salud de San Fermín (Madrid). Y cita las urticarias y la diarrea como otros dos posibles indicadores de la enfermedad que han visto con más frecuencia. “Cuando nos llega alguien así les mandamos a la zona de respiratorios [un área que han creado en los centros de salud para sospechosos de covid-19]”, añade, aunque admite que trabajan sin protocolos, por lo que van leyendo y contándose unos a otros.
Un editorial del viernes pasado de la revista British Medical Journal apuntaba en esta dirección. Y, aparte de la pérdida del gusto y el olfato (anosmia), que se detectó hace apenas un mes, añade problemas neurológicos, ictus, desorientación, dolores de cabeza, miocarditis, trombosis y problemas de la visión, entre otras, a estas manifestaciones.
La lista de indicaciones sospechosas de infección por coronavirus va creciendo según la experiencia de cada profesional. La presidenta de la Asociación de Enfermería Pediátrica, Isabel Morales, dice, por ejemplo, que sus compañeras de los ambulatorios le comentan la incidencia de diarreas, picores y sabañones en los niños.
“Todavía estamos aprendiendo cómo se comporta el virus”, dice el pediatra Aser García Rada. “Hace un mes se relacionó la anosmia con el virus; hace 15 días unos colegas advertían sobre la urticaria. El problema es que la extensión e intensidad de los síntomas es muy amplia. Ahora le decimos a la gente que si tiene tos, fiebre o disnea [dificultas de respiración] se quede en casa, pero hace una semana hemos dejado que vuelvan a trabajar personas que no saben identificar si su dolor de cabeza es por coronavirus, y eso es un peligro”, añade. La revista coincide: ignorar esas manifestaciones puede reactivar la cadena de transmisiones. “Ahora podemos ver en una casa que el padre tiene lo que llama el gripazo de su vida; la madre, dolor de cabeza y garganta, el hijo pequeño una bronquiolitis y el mayor una gastroenteritis de una semana”, dice el pediatra.
Por ello, el pediatra propone “tratar cualquier infección aguda como posible covid-19 hasta que la prueba lo descarte”. “El problema es que no las tenemos”, se queja el director de ambulatorio. Mientras tanto, detectar estos casos dependerá del ojo clínico de los profesionales.