Si bien la caída en los precios del petróleo abre la controversia sobre su viabilidad ecológica y de infraestructura, el papel de los hidrocarburos en la economía de las naciones tendrá la última palabra.
Con 105 billones de dólares, Pemex es la empresa petrolera más endeudada del planeta. Las pérdidas registradas en el primer trimestre de 2020 superan los 500 millones de pesos. Ante este panorama, nuestro país deberá integrarse a las disposiciones para reducir la producción de barriles de petróleo acordadas por la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP+), mismas que entran en vigor el día de hoy.
A nivel internacional, el panorama no es mejor: el pasado mes de abril, se registraron caídas históricas en los precios del crudo debido al descenso en la demanda del mismo, así como un exceso en suministros en contraste con la incapacidad de almacenamiento de las naciones.
Con cierta cautela, Amena Bakr, jefa adjunta en la oficina de Dubái de la consultora Energy Intelligence, vislumbra el fin de la era del petróleo. “Debemos movernos hacia allá, aunque se argumenta que, como el petróleo es más barato que las energías renovables, éstas no son del todo competitivas. Esperamos que, a finales de año, el petróleo alcance los 45 USD”, dijo, en contraste con el mínimo histórico de 16 USD de hace una semana.
En la videoconferencia Efectos a largo plazo de la caída en el precio del petróleo, organizada por el Consejo Estudiantil de Representantes (CER) de la Licenciatura en Economía y Finanzas de la IBERO Puebla, la periodista reconoció que la deuda de cada país tendrá un impacto importante en el desarrollo de proyectos. A su vez, destacó el miedo de que las empresas dejen de invertir en petróleo.
“Se acerca un tsunami de cierres forzados. Por lo tanto, no hay necesidad de obsesionarse demasiado con el cumplimiento de la OPEP, la falta de almacenamiento y la demanda obligarán a todos a cortar”: Amena Bakr.
A pesar de que se dice que la transición a energías renovables debe ocurrir ahora, Bakr no cree que los gobiernos se esfuercen en ello: “Al contrario, se volcarán a salvar el mercado petrolero”. La experta señaló que, si bien pueden existir movimientos a nivel global que fomenten la migración paulatina hacia nuevos combustibles, el petróleo seguirá usándose, aunque sea con otros fines.
Gallina dorada
Desde la época cardenista, Petróleos Mexicanos (Pemex) ha representado un pilar inamovible de la economía mexicana. Aunque ha disminuido ligeramente en los últimos años, el petróleo representa el 17% del ingreso público federal, lo que vulnera nuestra economía ante fenómenos como la volatilidad de los precios en el mercado internacional.
Enfocado en el panorama mexicano, Jesús Carrillo Castillo, investigador del Programa de Energía de El Colegio de México, retomó algunos principios de la Reforma Energética, la cual permitió la diversificación de contratos para empresas productoras de gasolinas, quienes proceden mayoritariamente del sector privado internacional.
La actividad exploratoria también ha disminuido como consecuencia de la caída en los precios, lo cual, a largo plazo, puede tener impactos negativos importantes en la recuperación de valor: “Si se debía maximizar el valor, ¿por qué se dieron tantos contratos a Pemex Exploración y Producción (PEP)? La Reforma tenía fines rentistas para generar el mayor capital posible”, indicó el académico.
Durante la administración del presidente Andrés Manuel López Obrador se ha planteado un objetivo de producción de 2.4 millones de barriles al día para el año 2024. Carrillo Castillo reconoció que este plan de desarrollo supone bajos niveles de rentabilidad debido a la tendencia internacional de optar por nuevas energías, además de una inversión arriesgada para la construcción de una refinería en Dos Bocas, Tabasco.
Cuestionó los subsidios en hidrocarburos, los cuales representan daños ambientales importantes y fomentan una dependencia insostenible a la producción petrolera. “Los subsidios a la gasolina son regresivos, pues no solo no existe tal demanda, sino que tendría que buscarse de manera interna”.
Concluyó dejando en entredicho el papel del petróleo como fuente de desarrollo para México. “¿Cuál es el modelo de gobernanza adecuado para el sector energético: la inversión pública o la privada?”, reflexionó. El experto llamó a una reforma fiscal que represente un desahogo para la industria de hidrocarburos y una diversificación de los ingresos públicos.