En Santa María Xonacatepec se llevó a cabo el tradicional carnaval y los danzantes bailaron cerca de la Presidencia Auxiliar
Con y sin cubrebocas, miles de poblanos dejaron su confinamiento voluntario y olvidaron la sana distancia este Día de las Madres para comprar comida, postres, flores y regalos y festejar a sus madres, pese a las campañas que exhortaron a la población a posponer la celebración y abstenerse de visitar a personas mayores, principalmente.
De esta manera, restaurantes y fondas, mercados y tiendas, como también tianguis y puestos ambulantes prácticamente no se dieron abasto para atender la demanda, la cual posiblemente no estaba calculada, debido a la contingencia epidémica.
Un ejemplo de este panorama: el mercado José María Morelos y Pavón, donde las mesas de las fondas fueron ocupadas por docenas de comensales, pese a que hay un decreto gubernamental que sólo permite venta de comida para llevar.
El área de flores del mercado Miguel Hidalgo lució abarrotado; ahí, personas de todas edades, buscaron y compraron los mejores ramos, plantas específicas, colores al gusto de la festejada, para ponderar la tradición comercial sobre la pandemia, sin importar el riesgo.
Uno de los casos que más llamaron la atención en redes sociales fue una pastelería sobre la Calzada Zaragoza, pues docenas de personas tomaron la decisión de hacer una larga fila, bajo un sol que quemaba, sólo para entrar y comprar el artículo de repostería que daría remate al jolgorio.
En San Miguel, cerca del penal; en Loma Bella, en la 105 Poniente, a partir de 11 Sur; y en la Rivera Anaya, al norte de la capital poblana, no hubo poder humano que impidiera la instalación de sendos tianguis en plena vía pública y los consumidores sucumbieron ante las ofertas, sin valorar los días de aislamiento y la posibilidad de perder esa inversión de salud en unos minutos de relajamiento.
En estos lugares, el uso de cubrebocas, que desde el mes pasado es obligatorio en espacios públicos de esta entidad, se ha hecho más popular, aunque es fácil descubrir a alguien que lo hace mal: lo colocan abajo de la barbilla o no cubren la nariz o lo traen de collar; incluso, no falta quien lo carga en el bolsillo o la bolsa, de donde los sacan cada vez que se lo exigen para entrar a algún establecimiento.
Para colmo, como si no hubiera contingencia epidémico, en Santa María Xonacatepec se llevó a cabo el tradicional carnaval y los danzantes hasta bailaron por la calle Vicente Guerrero, cerca de la Presidencia Auxiliar, donde la música a todo volumen sacó a los vecinos de sus casas, les hizo olvidar las recomendaciones de las autoridades y los llevó a la fiesta.