México está llamado a jugar un papel distinto, apoyar esfuerzos multilaterales para prevenir conflictos y para resolver conflictos armados.

79.5 millones de personas refugiadas y personas desplazadas por violencia, conflictos armados y violaciones de derechos humanos dentro de sus países, indicó el representante en México de la Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR), Mark Manly, en entrevista con el Centro de Información de las Naciones Unidas en México (CINU). Esta cifra representa un 1% de la población global.

En el día del refugiado, Mark Manly expuso al CINU los aspectos de esta crisis y el nuevo papel que está jugando México en este nuevo panorama mundial.

Una cifra récord

“Con esa cifra récord de personas fuera de sus casas vamos muy mal”, aseveró Mark Manly. Frente a esa situación, indicó, hay que volver a los valores y los principios de la Carta de Naciones Unidas del año 1945 y “trabajar a través de mecanismos multilaterales para evitar conflictos y para buscar resolución de conflictos existentes, y asegurar que las autoridades respeten los derechos humanos de las personas que viven en sus territorios”.

Segundo punto, afirmó, “tenemos que encontrar soluciones para esas personas que han sido desplazadas y (…) asegurar que las personas puedan ejercer sus derechos humanos o establecerse donde están; integrarse exitosamente en el país donde se encuentran o en el territorio a donde se han tenido que mover; o poder volver a casa”.

Si existe una diferencia entre la persona migrante y la persona refugiada – que ha sido obligada a salir de su país de origen por motivos persecución-, en la práctica a veces es difícil distinguir entre esas dos situaciones, aclaró Manly. “Por ejemplo, algo muy común aquí en México es que hablamos con personas de Honduras o El Salvador o de Guatemala, y cuando preguntamos “¿por qué te fuiste de tu país?”, la primera respuesta es “no tenía empleo, (…) no tenía que alimentar a mi familia. Pero cuando empezamos a indagar un poco más sobre las circunstancias, muchas veces lo que vamos a escuchar es que no había empleo porque (…) la delincuencia organizada a cobrar la extorsión, había amenazas fuertes, eventualmente había violencia en contra del entorno social o familiar y esa violencia es lo que obligó a la persona a salir. Entonces, a primera vista tenemos un problema económico, pero el trasfondo es de violencia y se trata de un movimiento forzado, no algo voluntario.”

Y porque las probabilidades de conseguir protección como refugiado en Estados Unidos van en descenso, más personas en situación de persecución solicitan el asilo en México.

El nuevo papel de México

Frente a este panorama tan preocupante en relación con el desplazamiento forzado en el mundo, “México está llamado a jugar un papel distinto”, afirmó Manly: “apoyar esfuerzos multilaterales para prevenir conflictos y para resolver conflictos armados” – un rol reforzado por su recién elección en el Consejo de seguridad de la ONU como miembro no permanente – y a nivel nacional “México está llamado cada vez más a jugar el papel de país de recepción de personas refugiadas”, cuando antes la migración era sobre todo de tránsito, dijo.

Por eso, para el representante de ACNUR, la respuesta en el país tiene que ser distinta a lo de antes. “La llegada de un número creciente de personas refugiadas a México implica un cambio de la dinámica migratoria en su totalidad y eso implica también cambiar la forma de trabajar de las autoridades, de la sociedad civil y de Naciones Unidas”.

Estos cambios contemplan asegurar que la persona solicitante de la condición de refugiado, la persona refugiada, puede realmente ejercer todos sus derechos en el país. Las personas refugiadas, por ejemplo, enfrenten dificultades en abrir una cuenta bancaria, “lo que es requisito obviamente para lograr la inclusión económica exitosa”, dijo Manly.

¿El país puede absorber el aumento de solicitudes de asilo? “Aunque hemos hablado de un aumento importante en el número de solicitantes de la condición de refugiado en el país de más de 3000% en los últimos seis años, en términos per cápita si vemos el número de personas refugiadas y solicitantes de asilo comparado con la población mexicana, México es un país con muy pocas personas refugiadas y solicitantes. Su economía tiene toda la capacidad de absorber a esas personas”, estimó el titular de la agencia para las personas refugiadas.

Una aportación esencial al país

Además, Mark Manly subrayó la aportación esencial de los refugiados en la historia de México, y en la crisis que estamos viviendo en el momento por la pandemia de COVID-19, protegiendo y contribuyendo a las comunidades que los acogen.

“En México, como en otros países de la región, dentro de la población refugiada hay muchas personas que son profesionales de la salud: son doctores, son enfermeros y enfermeras”, dijo. “Hemos identificado más de cien profesionales y hasta hoy más de diez que ya están trabajando en hospitales mexicanos”.

El representante de ACNUR en México precisó que la agencia de la ONU para los refugiados está trabajando en este momento con 90 albergues que siguen operando en el país para asegurar que tengan los materiales de higiene, espacio adecuado para lograr la distancia social, protocolos con las autoridades de salud para canalizar y aislar a personas que pueden tener síntomas.

“Uno de los pósters que más me gusta del ACNUR tiene de más de veinte años que dice “Un bulto con pocas pertenencias no es lo único que trae una persona refugiada al país que la acoge” y tiene una foto de Einstein – porque Einstein fue refugiado. Y lo que estamos viendo ahora en el contexto de la COVID-19 es exactamente eso”, concluyó el representante de la agencia de la ONU para los refugiados.

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