Los epidemiólogos creen que podría ser una forma inteligente de equilibrar las necesidades de la salud mental con la seguridad física.

A medida que los padres en el hemisferio norte se enfrentan a la posibilidad de un verano sin campamentos, fiestas en la piscina, parrilladas y vacaciones, muchos se preguntan qué pueden hacer para cuidar la salud mental de sus familias. Mis hijos extrañan a sus amigos y la sensación de normalidad cada vez más. Parece que algo tiene que ceder o todos perderemos la cabeza.

Una idea que algunas familias están considerando (y que los epidemiólogos de enfermedades infecciosas creen que podría ser una forma inteligente de equilibrar las necesidades de la salud mental con la seguridad física) es crear “núcleos” o “burbujas” de cuarentena, en las que dos o tres familias acuerdan socializar entre sí, pero con nadie más. En una burbuja, las familias pasan el rato juntas, a menudo sin tener en cuenta el distanciamiento social, pero fuera de su núcleo, siguen las reglas de distanciamiento social recomendadas.

La realidad es que las personas necesitan el contacto social y algunas familias están sufriendo porque no lo tienen, por lo tanto, debemos encontrar maneras de socializar manteniéndonos seguros (algo así como en la educación sexual se enseña a tener sexo seguro cuando en realidad lo infalible es no tener sexo para nada). “Lo ideal es que nos quedemos en casa para siempre y nunca veamos a nadie, pero eso no es sostenible”, afirmó Zoe McLaren, investigadora de políticas de salud de la Escuela de Políticas Públicas de la Universidad de Maryland, en el condado de Baltimore.

Julia Marcus, epidemióloga de enfermedades infecciosas de la Facultad de Medicina de Harvard, coincidió. “No queremos prevenir la enfermedad a expensas de la salud en general”, señaló. Entonces, ¿por qué y cómo se debe conformar una burbuja, y qué reglas básicas se deben establecer para mantenerla lo más segura posible?

Cuando las burbujas tienen sentido

Por supuesto que hay maneras de socializar que no requieren de burbujas. Evidentemente, la opción ideal consiste en reunirse por Zoom o FaceTime… sin microbios involucrados. Si tus hijos obtienen lo que necesitan con las reuniones virtuales, eso es indudablemente lo mejor.

También está la opción de acordar citas para jugar manteniendo una sana distancia social, que es cuando los niños se reúnen, pero permanecen al menos a dos metros de distancia, idealmente usando cubrebocas; sin embargo, ¿realmente puedes mantener la distancia cuando quedan para jugar? Los expertos se muestran escépticos, sobre todo en el caso de los niños más pequeños.

Por un lado, puede ser difícil mantener a los niños pequeños, cuyo juego suele ser bastante físico, a dos metros de distancia. No es tanto que los niños no puedan calcular la distancia: muchos pueden. Pero “la parte mucho más difícil es su control inhibitorio, su capacidad para no actuar impulsivamente y hacer cosas que quieren hacer”, dijo Jamie Jirout, psicóloga educativa de la Escuela Curry de Educación y Desarrollo Humano de la Universidad de Virginia. Las investigaciones sugieren que el control inhibitorio no se desarrolla completamente sino hasta la adolescencia.

Si un niño de cinco años realmente quiere luchar contra su amigo hasta rodar por el piso, será difícil para él sofocar ese impulso en aras de un concepto abstracto como el distanciamiento social. Y debido a que la memoria de trabajo de los niños es pobre (mejora durante la infancia y la adolescencia), dijo Jirout, es posible que no siempre recuerden la regla de los dos metros. Por lo tanto, tendrás que supervisar constantemente a los niños y estar listo para intervenir cuando se acerquen demasiado.

Las citas para jugar con distanciamiento social pueden funcionar bien si hay barreras físicas, como cercas, para mantener a los niños separados o cuando los niños se mantienen sedentarios (como sentarse a una distancia segura para una partida de Battleship). ¿Pero qué tan seguros son este tipo de escenarios?

“Pasar una hora con un amigo con cubrebocas, sentados en un pórtico a dos metros de distancia es más arriesgado de lo que se piensa”, dijo McLaren, debido a la posibilidad de que los niños intercambien microbios por medio del aire que comparten.

Debido a estas preocupaciones, las burbujas elegidas con sumo cuidado pueden ser más seguras que acordar citas para jugar a distancia con varias familias, sobre todo si hay niños pequeños. Además, si alguien de tu familia se enferma y has convivido con varias familias, el rastreo de contactos se vuelve mucho más difícil.

Cómo elegir una burbuja

Si crees que tu familia necesita una burbuja, primero debes considerar a quién acercarte. Para minimizar el riesgo de contagio y propagación de la COVID-19, es necesario encontrar una familia que sea tan cuidadosa como la tuya, una familia que se quede en casa, que se cubra el rostro cuando esté en lugares públicos y que no socialice en persona.

Si la otra familia de por sí está cuidando de su vecino y jugando de vez en cuando con sus primos, entonces hay varias maneras en las que podría comenzar una cadena de infecciones”, dijo Stefan Flasche, epidemiólogo de enfermedades infecciosas de la Escuela de Higiene y Medicina Tropical de Londres. La idea es crear un círculo cerrado: ninguna familia dentro de la burbuja tiene contacto con personas fuera de esta.

Idealmente, querrás encontrar una familia que tenga un bajo riesgo de complicaciones por el coronavirus. O, para familias de mayor riesgo, asegúrate de que entiendan y se sientan cómodos con el riesgo adicional que crearía la burbuja. Si la familia tiene abuelos que viven en casa o un niño o un padre con una condición médica que los pone en riesgo, toma precauciones extra y reduce tu propia exposición potencial al coronavirus para mantenerlos a salvo. Quizá debas aceptar ir de compras solo una vez por semana en lugar de cada pocos días.

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