La BUAP crea la nueva Dirección Institucional de Igualdad de Género (DIIGE), a cargo de la doctora María del Carmen García Aguilar.


Al subrayar que el fin del feminismo es erradicar la opresión y violencia hacia las mujeres y niñas, la antropóloga Marcela Lagarde se pronunció por la construcción de una nueva cultura democrática de género, con nuevos paradigmas como desarrollo humano sustentable, para saber qué reforzar y qué eliminar en el modo de vida y en la cultura. “Tenemos la teoría y epistemología para enfrentar esta violencia.

Ahora necesitamos tener conciencia para definir que con violencia no podemos seguir avanzando”, afirmó. Al impartir en línea la conferencia «Importancia de la perspectiva de género feminista en la educación superior», la antropóloga a quien se le atribuye haber acuñado los términos feminicidio y sororidad -este último entendido como el reconocimiento y la unidad de las mujeres en su actuación pública-, dijo celebrar la perspectiva de género incluida en la política institucional de la BUAP.

“Nos hemos centrado en convencer de la justeza de nuestras propuestas, de exigir justicia e igualdad, de hacer la crítica social a esa construcción de género desigual e injusta, donde la violencia contra mujeres y niñas es la más dañina que el sistema patriarcal impone por el sólo hecho de ser mujeres”, expresó la autora de Los cautiverios de las mujeres: madresposas, monjas, putas, presas y locas’ (1990); Género y Feminismo.

Desarrollo humano y democracia (1996); Una mirada feminista en el umbral del milenio (1999); y Claves feministas para mis socias de la vida (2005), entre varios títulos más. Fundadora del Colegio de Antropología Social de la BUAP, en 1979, recordó aquellos años así: “Fui prestada por el Instituto Nacional de Antropología e Historia y me recibió una universidad viva, abierta, crítica y comprometida, dispuesta a aportar académicamente en la solución de los problemas políticos y sociales de Puebla y el mundo”.

Marcela Lagarde, quien promovió el delito de feminicidio en el Código Penal Federal y la Ley General de Acceso de las Mujeres a Una Vida Libre de Violencia, vigente en México desde 2007, afirmó que son cuatro décadas de feminismo en México y el mundo, un tema para el cual las instituciones de educación superior se convirtieron en el espacio natural de análisis e investigación.

En este sentido se pronunció porque este se incluya en la instrucción escolar, desde la educación básica hasta el nivel superior. La representante del feminismo latinoamericano expresó la urgencia de retomar el tema y darle un tratamiento holístico y justo a la política de gobierno para promover, proteger e institucionalizar los derechos de las mujeres, los niños y las niñas.

Al impartir la citada conferencia, transmitida por Facebook Live en Radio BUAP, la académica de la UNAM insistió en que no debe permitirse que se elimine de la agenda política el tema de la violencia contra las mujeres, pues el fin del feminismo -subrayó- no es disminuirla, sino erradicarla.

En el caso de la BUAP se dispone de un centro o unidad para el análisis, orientación y promoción de la igualdad: la Dirección Institucional de Igualdad de Género (DIIGE), a cargo de la doctora María del Carmen García Aguilar, instancia hoy creada para contribuir en la transversalización e institucionalización de la perspectiva de género en la Máxima Casa de Estudios en Puebla.

La perspectiva feminista en la BUAP, recordó la doctora Lagarde, es parte de ese enfoque institucional desde la creación del Colegio de Antropología Social en 1979. Desde esa fecha se crearon talleres y círculos de estudios sobre género, “generamos espacios que no había”.

Así, se formaron antropólogos que tenían incorporado el tema del feminismo en sus planes de estudio y egresaron con esa perspectiva integral.

Casi al término de su intervención, Lagarde insistió en la importancia de promover la cultura de la resiliencia, pues aseguró que en el contexto de confinamiento en el que vivimos, sobre todo en el caso de las mujeres, es necesario recurrir al ingenio y creatividad para enfrentar lo que ya de por sí se vivía.

Crea BUAP nueva Dirección Institucional de Igualdad de Género Al interactuar con la académica de la BUAP Elva Rivera Gómez, la doctora Lagarde coincidió en la pertinencia del término “deconstrucción”, el cual recordó fue implementado por Simone de Beauvoir, quien aplicó la deconstrucción al realizar una crítica política feminista al marxismo, al psicoanálisis, a la socioantropología, dejando así instalada una epistemología, lo que abre la puerta al feminismo, el cual no antagoniza a los géneros, pero sí establece un razonamiento crítico que le da la espalda a la simulación de la perspectiva de género, aplicada hoy en día en muchas empresas o contextos sociales.

En ese sentido, la doctora María del Carmen García Aguilar, quien encabezará a partir de este día la nueva Dirección Institucional de Igualdad de Género (DIIGE), coincidió en que precisamente el impulso del estudio de género ha permitido abrir las nuevas masculinidades, pero sobre todo el análisis de la participación femenina en todas las ciencias.

Por otra parte, al ser cuestionada sobre las voluntades necesarias para que la perspectiva de género se aplique en todos los planes de estudios de las universidades, la doctora Lagarde respondió que un ejemplo claro de lo que se debe hacer está en el trabajo de la científica Rita Levi Montalchini, quien promovió la enseñanza del feminismo en las ciencias exactas.

“Quienes deben promover que haya perspectiva de género son los distintos actores que intervienen en el diseño de los planes de estudios, nosotras debemos tener propuestas e ir a espacios donde se debate la epistemología y fortalecer lo que tenemos, convocando a todos y todas, proponer congresos y crear nuevos doctorados, es decir, se puede pensar, estudiar y debatir con recursos sobre temas de género entre hombres y mujeres, porque el feminismo al final de cuentas es filosofía”.

Coincidencias entre diversos feminismos en México

Indicó que es una equivocación plantear diversos feminismos porque implica una ética única, cuando en realidad no es así, porque el feminismo tiene una incidencia desigual, es complejo y diverso, de ahí que no se pueda unificar en una sola perspectiva o confluencia.

“Si parto de las diferencias nunca voy a ser afín a las demás, más bien hay que abrirse al aprendizaje porque con todas hay una sintonía que se debe buscar.

Estamos en un momento de gran necesidad del encuentro, ávidas de encontrar a otras que también estén reflexionando, es decir, con el feminismo se puede sintonizar de muchas formas”. El affidamento y sororidad son otros conceptos que la especialista y pionera en temas de género en México señaló, al ubicarlos como una ética fundamental que permite reconocer a otras en la diversidad y reparar daños de discriminación y competencia entre las mujeres. “No quiere decir que aprobemos todo lo que somos, seamos críticas, pero no criticonas, hay que hacer un encuentro que se considere una alianza entre mujeres y un reconocimiento a nuestras libertades”.

Las académicas coincidieron en reconocer que el feminismo tiene historia, reivindicaciones y un desarrollo especifico desde la diversidad y pluralidad, que al mismo tiempo lo enriquece y pone en la mesa de discusión los logros y el camino hacia dónde se debe dirigir.

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