Para este domingo 11 de marzo de 2018 se recuerda a San Sofronio de Jerusalén y San Constantino de Escocia

Este 11 de marzo de 2018 transcurre el septuagésimo día del año en el calendario gregoriano y quedan 295 días para finalizar el año. Para este domingo la iglesia católica conmemora o recuerda a San Sofronio de Jerusalén y San Constantino de Escocia, así como a los hermanos Trofimo y Talo, ambos martires cristianos. Todas las personas con estos nombres festejan también su santo ¡Felicidades!

San Sofronio: Nació en el año 550, fue patriarca de Jerusalén entre los años 634 al 638 y un gran teólogo de la Iglesia así como un luchador contra los monotelitas. Durante su patriarcado, los árabes tomaron la ciudad de Jerusalén, pero gracias al santo, los cristianos tuvieron una cierta libertad de culto en los Santos Lugares.  Se dice que estando delante de la puerta de la Iglesia del Santo Sepulcro, invitó a Omar — el invasor — a entrar en ella, pero el califa se negó diciendo que si lo hacía, en adelante, sus seguidores cobrarían derechos sobre esta iglesia. Las cosas sucedieron exactamente así, pues más tarde, todas las iglesias en las que Omar entró fueron transformadas en mezquitas, lo que no ocurrió con la Iglesia del Santo Sepulcro, que hasta el día de hoy se ha mantenido como santuario cristiano. San Sofronio tuvo éxito en la obtención de determinados derechos civiles y religiosos para los cristianos, pero a cambio de pagar anualmente un tributo. Un año después de este triste acontecimiento, falleció: exactamente el día 11 de marzo del año 638.

Constantino de Escocia: Era un rey, discípulo de san Columba y mártir. Según las lecciones del breviario de Aberdeen, los primeros años del rey Constantino de Cornwall no dejaron presagiar la santidad que alcanzaría más tarde. Pero la muerte de su esposa, que era hija del rey de Bretaña lo transformó. Estudió lo suficiente para recibir la ordenación sacerdotal y fue enviado a Escocia, donde estuvo en contacto, primero con San Columbano y después con San Kentigerno. Se cuenta que predicó la fe en Galloway y que más tarde fue nombrado abad del monasterio de Govan.

Trofimo y Talo: eran dos hermanos, naturales de Estratónica, detenidos por ser cristianos, durante la persecución de Diocleciano. Se intentó lapidarlos, pero las piedras no llegaron a tocarlos; parecían estar protegidos por un escudo invisible que le hubiera enviado Dios. Sorprendido el prefecto por este prodigio, dejó libres a los mártires, pero poco después fueron denunciados como cristianos y como ellos hicieran pública profesión de su fe en Jesús, se les condenó a morir despedazados por los garfios. Los santos fueron atados a sendos caballetes y los verdugos comenzaron a arrancar trozos de sus cuerpos. En medio de los tormentos, no hacían sino rezar y burlarse de los paganos de modo que el prefecto ordenó que los crucificaran. Cuando por fin expiraron, los fieles recogieron los cuerpos y les dieron piadosa sepultura.

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