En entrevista con un medio local la alcaldesa de Puebla negó tenerle miedo al gobernador,  pues dice, ella confía en las instituciones.

Claudia Rivera Vivanco mira en la disputa por el control de la seguridad pública el motivo de sus desencuentros con el gobernador Miguel Barbosa y subraya que el mandatario es de esos políticos que prefieren obstaculizar, insultar y denostar, antes que debatir opiniones diferentes a la suya. Aun así, niega tenerle miedo, y da dos argumentos: confía en las instituciones y afirma haberse basado en la ley para conducirse en lo que lleva de la administración pública.

La presidenta municipal de Puebla es la segunda mujer en ocupar este cargo en la capital del estado, pero la primera, como ella destaca, en emanar del activismo y de las entrañas de un auténtico movimiento social que desembocó en la formación de Morena, el partido que llevó a Palacio Nacional a Andrés Manuel López Obrador.

En entrevista con EL SOL DE PUEBLA, Rivera Vivanco habla de su tirante relación con el mandatario estatal, de las versiones extraoficiales que existen en torno al origen de la misma, de la conveniencia de que los ediles duren seis años en el cargo, igual que los gobernadores y los presidentes, y de los resultados que le han dejado al municipio 21 meses de un ayuntamiento conducido con una nueva visión de hacer política, que cambió de “gobernar para, a gobernar con”, como afirma.

–¿Qué pasa con el gobernador Miguel Barbosa? ¿Por qué tienen una mala relación y por qué se originó esta?

–Qué pasa con él, no sabría decir, no me correspondería tampoco. Lo que sí me corresponde a mí es decir que, cuando la ciudadanía te otorga un mandato, este honor de servir por elección popular, más allá de las ideologías, de las diferencias de las propias personalidades que podamos tener, está el bienestar común, está dar resultados, está el generar canales de comunicación que sean necesarios, las mesas de trabajo que se requieran para resolver problemas. Eso me queda a mí completamente claro que es mi obligación, lo hago, con todas las autoridades, con el gobierno federal, con el gobierno estatal, con los trabajadores de las propias dependencias del ayuntamiento, con los sectores y organismos empresariales, con los universitarios, los académicos, los comités vecinales, porque ese es mi trabajo, para eso me dio la confianza la ciudadanía, para eso me contrataron. Es lamentable, han sido desafortunados algunos de los desencuentros. Me parece que algo que lo genera es que no todas las personas que hoy participan en política han tenido claridad de que tiene que cambiar la forma de hacer política, que estar a las alturas de las circunstancias es realmente resolver, no obstaculizar, no insultar, no denostar, sino buscar otras alternativas.

–¿Te refieres al gobernador? ¿Mantiene ese viejo estilo de hacer política?

–Me parece que sí, algunos perfiles, sí, por supuesto, como el de él, no están acostumbrados a escuchar opiniones, probablemente a debatir algunas estrategias o arrastrar el lápiz (…) Yo soy una autoridad electa también, por lo tanto, siempre emitiré mi opinión y diré en qué estoy de acuerdo, en qué no, y los cómo podríamos resolver en aquellos en los que pudiera yo observarle (al gobernador).

Rivera Vivanco recordó que los diferendos públicos se dieron a partir de que ella se opuso a la intromisión del mandatario en la Secretaría de Seguridad Ciudadana y reiteró que su rechazo se debió a los vínculos de Ardelio Vargas Fosado, asesor de Barbosa en seguridad, con Genaro García Luna, detenido en Estados Unidos por presuntos nexos con el narcotráfico.

–Presidenta, me voy a ir un poco para atrás, ¿trabajaron juntos Barbosa y tú en la campaña electoral de 2018? ¿Tuvieron coordinación o ni se hablaban?

–No, sí nos hablábamos. Sí platicaba yo con todos mis compañeros (candidatos de la coalición). Algunos ya venían de otras experiencias políticas, de otra trayectoria política, otros partidos también. Me toca ser la única en esta contienda, al menos aquí en la capital, que es de las bases de Morena, de este movimiento social que ha sido el más grande de américa latina, pero como fundadora y como activista me toca tener esta oportunidad (de ser candidata). En esta dinámica, algunas proyecciones (electorales) no me daban tantas posibilidades (de ganar), yo era un perfil poco conocido, sin la experiencia en esta política tradicional que tenemos todavía concebida y que yo hago mi esfuerzo para cambiarla, pero fue menor (el contacto con Barbosa), no fueron tantas mesas en las que yo pudiera participar. Se hizo una mesa de coordinación política (estatal), yo no fui parte de esa mesa, entonces me tenía que enfocar en la capital y en lo que yo sé hacer, el trabajo de campo.

–Pero, ¿hubo desencuentros en esa campaña o no?

–No, más bien había afinidades (de él) con algunos otros compañeros o compañeras que probablemente traían más experiencia o más recursos. Entonces no tenía yo como mucha cabida o mucha posibilidad en eso. Sin embargo, seguimos trabajando. Eso no fue motivo de ningún desencuentro. Dudas o cosas que sí generaron, por desinformación, que algunos con intención o sin intención dieron a conocer. Hubo un momento en el que, desde la campaña, y ya después, donde me relacionaban con muchos actores políticos de oposición (morenovallistas), cuando yo no pertenecía a ese grupo y al único político que conocía era al candidato a presidente de ese momento, Andrés Manuel. Si (yo) era la persona con menos conocimiento, querían imprimir, por grilla, pues una relación que no estaba.

–¿Le llegaron al entonces candidato a gobernador con esas versiones y él las compró?

–Yo creo que a él y a varios compañeros que estaban en la contienda les llegaron con esos rumores. Pienso que muchos, no sé si se las creyeron, sino más bien las utilizaron para marcar el territorio.

–Dijeron que no lo invitaste a tu toma de protesta (en octubre de 2018), y que por eso lo tuvo que traer Yeidckol Polevnsky. ¿Fue así?

–No, por supuesto que no. Yo invité a todos y a todas.

–Sin embargo, presidenta, el gobernador parece ir en serio, ahora mismo tienes a la Auditoría Superior del Estado indagando en tus cuentas y mantienes una disputa en la Suprema Corte de Justicia de la Nación por el control de la seguridad en el municipio. ¿Qué opinas de ello? ¿Le tienes miedo al gobernador?

–No, por supuesto que no. Yo creo en las instituciones. A lo mejor esa es una característica de venir del activismo (…) cuando empiezas a creer que puede haber otra posibilidad, que las instituciones sí se pueden recuperar, sí se pueden fortalecer, sí pueden funcionar para lo que fueron creadas, te permite funcionar con cierta tranquilidad, con cierta esperanza y te ayuda a no tener miedo. Por otro lado, saber que haces las cosas bien, que las estás haciendo conforme marca la ley, con transparencia, con rendición de cuentas, que estás combatiendo la corrupción, tienes también completa tranquilidad de que, por la vía legal, no podrían encontrar una falla (…) Por esas dos razones, porque creo en las instituciones y porque sé que estamos haciendo las cosas bien, combatiendo la corrupción, siento tranquilidad de que va a dejarse de utilizar a las auditorías, a las fiscalías o a otras instituciones como garrotes políticos.

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