El tiempo que dure en tratamiento servirá para consolidar acuerdos de colaboración con el Ministerio Público federal.
El ex director de Petróleos Mexicanos (Pemex), Emilio Lozoya Austin, fue internado en el Hospital Ángeles del Pedregal y ahí permanecerá para ser atendido de un cuadro de anemia y problemas de esófago antes de comparecer ante los jueces que libraron las órdenes de aprehensión en su contra.
El tiempo que dure en tratamiento servirá para consolidar acuerdos de colaboración con el Ministerio Público federal, lo que permitirá reducir a su mínima expresión las sentencias que se pudieran dictar en su contra, esto, aprovechando los criterios de oportunidad que considera el nuevo sistema de justicia penal, al aportar elementos de prueba para perseguir a implicados en otros casos de corrupción o desvíos de recursos públicos, con lo cual podría convertirse en testigo colaborador y no ser perseguido por otros delitos en los que hubiera participado, señalaron funcionarios federales.
La Fiscalía General de la República (FGR) lo trasladó en torno a las 3 de la mañana en un helicóptero del hangar que posee en el Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México (AICM) a un hospital para recibir atención médica. Para realizar los procedimientos jurídicos luego de la extradición de Emilio Lozoya, un convoy de camionetas con policías, peritos y agentes del Ministerio Público arribaron al hangar a las 21:25 horas del jueves.
El abogado del imputado, Miguel Ontiveros, lo hizo a las 22:40. Esto luego de que el ex funcionario había partido a las 10 de la mañana del jueves de Madrid, España, hacia México, en un avión Bombardier Challenger 605, matrícula XB-NWD.
El vuelo duró 12 horas con 44 minutos.
Tras su aterrizaje en la ciudad de México, la FGR aplicó el protocolo correspondiente en el que el Ministerio Público federal le leyó sus derechos y le informó que se le estaban ejecutando las órdenes de captura por los casos Agronitrogenados y Odebrecht, y que desde ese momento quedaba detenido.
Lozoya Austin, según las investigaciones, recibió sobornos por más de 10.5 millones de dólares por beneficiar a la empresa brasileña –por contactar a sus representantes con empresarios y políticos mexicanos, así como otorgar contratos de manera directa–, y también más de dos millones de dólares por haber adquirido con sobreprecio de 200 millones de dólares la empresa dedicada a producir fertilizantes a la compañía Altos Hornos de México, de Alonso Ancira, también detenido en España y sujeto a juicio de extradición a petición de autoridades mexicanas.
Un traslado a otro destino
A la espera del programado traslado de Lozoya al Reclusorio Norte, afuera del hangar de la Fiscalía y en inmediaciones del centro penitenciario, aguardaban decenas derepresentantes de los medios de comunicación. A las 3 de la mañana se escuchó un helicóptero en la zona de hangares.
El ruido del motor duró unos minutos, y las medidas de seguridad impidieron que se observara la maniobra de la aeronave en torno al hangar de la FGR. Tras el despegue del helicóptero disminuyó de manera paulatina la vigilancia que desde temprana hora había impuesto en los alrede-dores la entidad procuradora de justicia.
Una hora más tarde, un convoy de cuatro camionetas –de las nueve que arribaron a las 9 de la noche–, blindadas, con vidrios polarizados y hombres armados en su interior salió a alta velocidad del hangar de la Fiscalía; las unidades iban escoltadas por dos motopatrullas de la Agencia de Investigación Criminal y una camioneta de la Guardia Nacional.
El conjunto de vehículos circuló por la ciudad y cerca de las 4 de la mañana llegó al Reclusorio Norte; en el interior de la camioneta de vanguardia iba un hombre, aparentemente detenido, cuyo rostro llevaba cubrebocas, chaleco antibalas y en la cabeza una gorra. Éste permaneció agachado mientras el convoy quedó atrapado durante 15 minutos, supuestamente por error, en una nube de periodistas que impedía su avance buscando una declaración o una imagen del ex funcionario.
Ninguna autoridad informó o negó en ese momento que fuera Emilio Lozoya el sujeto trasladado.
Se informó que el perito médico de la FGR, por su parte, realizó la revisión física y médica A las 5 de la mañana, las camionetas de la Fiscalía trataron de llegar al acceso a la zona de juzgados federales, pero los periodistas lo impidieron y tuvieron que modificar su ruta para posicionarse frente a la Aduana del Reclusorio Norte y sólo una ingresó al centro carcelario.
El Consejo de la Judicatura Federal abrió un chat en Whatsapp a las 6 de la mañana mediante el cual informaría del desarrollo de las audiencias iniciales de Lozoya. A las 7 horas de ayer, el Ministerio Público federal emitió un comunicado en el cual indicó que uno de sus peritos diagnosticó que Lozoya presentaba un cuadro de anemia desarrollada y problemas sensibles en el esófago, así como debilidad general de salud, por lo que propuso su internación en un hospital.
La familia del extraditado pidió, y se le autorizó, que un médico particular hiciera otra revisión, en la que encontró los mismos síntomas, por ello se ordenó su traslado a un hospital, donde permanecerá en calidad de detenido bajo estricta vigilancia policiaca. Lozoya Austin había sido enviado a un hospital, y del operativo realizado al reclusorio, la autoridad no mencionó nada.
En cuanto al nosocomio al que fue llevado el detenido circulaban dos versiones: que fue trasladado a un sanatorio privado al sur de la Ciudad y otra que era atendido en el Hospital Central Militar.
La FGR informó que está internado en el Ángeles del Pedregal. Funcionarios federales señalan la posibilidad de que, al término de su atención hospitalaria, el Ministerio Público se desista de la acción penal en alguna de las causas y otorgue beneficios al ex funcionario, a su hermana Gilda Susana y a su esposa Helene Heckes, para que no se ejecuten las órdenes de aprehensión liberadas en su contra por su presunta responsabilidad en operaciones con recursos de procedencia ilícita relacionados con los sobornos que recibió Lozoya Austin.