Cuba llegó a ser Las Vegas de los años 40´s y 50´s, un lugar especial para los estadounidenses. 

Hola amigos lectores, hoy les quiero compartir la historia de un auto que de por si es raro y tiene una leyenda única, me refiero a un Lincoln 1956 Continental Mark II. Primero comentemos que Cuba llegó a ser Las Vegas de los años 40´s y 50´s, un lugar especial para los estadounidenses. Había mucho dinero, diversión, mafia y todo en su mayoría bajo el régimen de Fulgencio Batista.

Al existir esa opulencia es lógico pensar que los lujos eran muy importantes. Dentro de esos lujos obviamente se encontraban los autos. Llegaron todas las marcas y versiones sólo hasta el año 1959, fecha en que Fidel Castro derroca a Batista y Estados Unidos impone el embargo comercial contra la isla. 1956 es el primer año en que la división “Continental” tenía independencia de Ford y de Lincoln.

Ver esta publicación en Instagram

AUTOS EN EL TIEMPO ? La historia de un Lincoln único en Cuba

Una publicación compartida por Urbano Noticias (@urbanonoticias) el



El Mark II fue presentado en el Salón del Automóvil de Paris y de inmediato tuvo éxito. Líneas de diseño sobrias, rectas y alargadas cautivó a los visitantes tanto de Paris como a los estadounidenses.

Sólo se produjo 2 años con un total de 2,996 autos. Se vendía al precio de un Rolls Royce, $ 10,000 dólares, pero Ford perdía $ 1,000 con cada auto producido. Uno de esos autos de lujo llegó a la isla en 1956.

La leyenda cuenta que fue regalado a Martha Fernández de Batista, esposa del dictador Fulgencio Batista, pero no fue de su agrado, pues era un auto con su aerodinámica muy baja y que contrastaba con su estatura.

Se dice que al no querer el Mark II fue regalado a Antonio de la Roca, hecho que no ha sido verificado. El primer registro del auto es de 1958, a nombre de Antonio de la Roca, italiano quien en ésa época era trabajador de la Finca Cuquines (hoy Villa Libertad) y que era la residencia de la familia Batista. Mantuvo su posesión hasta los años noventa cuando en su vejez lo vendió.

Por esas fechas, el actual propietario Julio Palmero Pedrianes vio por primera vez el majestuoso auto, conociendo al segundo propietario quien apenas lo usaba pues era difícil de mantener, por lo que tenía otro más pequeño para su actividad diaria. Pero Julio en ese momento no pudo comprar el auto.

Eran los duros años que se conocieron como Período Especial en la isla, donde la crisis diaria fue muy fuerte. Sin embargo, eso no desalentó a Julio, quien mantuvo la esperanza de comprarlo, y para el año 2000 lo logró.

Una vez en su posesión lo restauró acorde a sus posibilidades, pues además de la conocida situación que hoy viven los cubanos, no hubo otro Mark II que llegara como para poder conseguir piezas. Y sabemos que si bien hoy día se ha liberado parte del embargo económico, no es fácil encontrar todas las piezas ni siquiera en Estados Unidos: por ejemplo, las letras que lleva en el cofre no están completas.

Aún con este inconveniente, Julio lo pintó, le puso una vestidura muy similar a la que llevaba de nuevo y los instrumentos funcionan bien.

Esto demuestra el gran entusiasmo y amor que le tiene a este auto. ¡Ha sido toda una aventura para el super Mark II !!!. Ojalá algún día pueda tener todas las piezas que le faltan a este auto, pero es un hecho que lo disfruta mucho y a los visitantes les da la oportunidad de conocer su historia. Espero que les guste la historia y nos vemos la siguiente!!!

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *