La prosa de Alice Kellen es capaz de traspasar las páginas para darnos directo en el alma, una novela llena de aprendizajes.
Leah ha perdido a sus padres en un accidente automovilístico y sólo le queda su hermano Oliver. Está rota, desde entonces sufre ansiedad y pensar en volver a pintar sobre un lienzo le duele. Es como si la vida, muy a su pesar, le recordara todos los días que debe avanzar.
Axel es el mejor amigo de Oliver, conoce a Leah desde pequeña, le lleva casi una década de edad y sabe que la vida cambió desde que los señores Jones murieron, que para ella su ausencia es como una herida que supura tanto que tal vez no llegue a cerrarse nunca.
En Todo lo que nunca fuimos (Planeta), Leah tiene que enfrentar sus miedos a salir adelante cuando Oliver, su hermano mayor debe irse por un año a trabajar a Sidney, Australia y la deja al cuidado de Axel, en su casa, bajo sus reglas.
Al comenzar a vivir juntos, Axel y Leah comienzan a conocerse mejor; él le ayuda a controlar su ansiedad empujándola a enfrentar el mundo real fuera de la oscuridad en la que se empeña en esconderse: la hace concentrarse en su último año de preparatoria antes de ir a la universidad, a recuperar la amistad de su amiga Blair e incluso la apoya para que recupere sus colores, los que tanto le recuerdan a su padre al pintar, a ser la chica luminosa y sonriente de antes.
El secreto que Leah ha guardado toda su vida es que siempre ha estado enamorada de Axel, a pesar de que sean como familia. Todo empieza a cambiar con el paso de los meses y él también comienza a sentir una fuerte atracción por aquella chica que ha dejado de ser una niña, aunque le está prohibida… le despierta la piel porque ella es el mar, es las noches estrelladas y todos los vinilos de los Beatles. A veces, basta un «deja que ocurra» para tenerlo todo.
La prosa de Alice Kellen es capaz de traspasar las páginas para darnos directo en el alma, una novela llena de aprendizajes, entre ellos uno en especial: «por duro que te golpee la vida siempre tienes que ponerte de pie». En esta primera parte de la bilogía “Deja que ocurra”, la autora entrega una historia plagada de sentimientos y momentos que nos tomarán el corazón, que harán que sigamos creyendo en el amor infinito y en las segundas oportunidades con sólo una sonrisa.
Alice Kellen nació en Valencia en 1989. Es una joven promesa de las letras españolas que acostumbra a vivir entre los personajes, las escenas y las emociones que plasma en el papel. Es autora de las novelas Sigue lloviendo, El día que dejó de nevar en Alaska y El chico que dibujaba constelaciones, 33 razones para volver a verte, 23 años antes de ti, 13 locuras que regalarte, Llévame a cualquier lugar y la bilogía Deja que ocurra: Todo lo que nunca fuimos y Todo lo que somos juntos. Es una enamorada de los gatos, adicta al chocolate y a las visitas interminables a librerías.