La BUAP apoya con vigilancia y control en zonas del estado donde existe dengue, chikungunya, Zika o mal de Chagas.
Aunque el incremento del número de casos de dengue en los últimos días en Puebla no rebasa las cifras reportadas el año pasado por el Centro Nacional de Programas Preventivos y Control de Enfermedades (Cenaprece) de la Secretaría de Salud, la pandemia por COVID-19 y la llegada de la temporada de influenza pueden complicar los diagnósticos, ya que los padecimientos tienen algunos síntomas similares, aseguró José Lino Zumaquero Ríos, profesor investigador y coordinador del Laboratorio de Parásitos y Vectores de la Facultad de Ciencias Biológicas de la BUAP.
“Todavía no ocupamos los lugares más importantes en el país con relación a casos de dengue; estamos aproximadamente en el lugar 12 nacional. Sin embargo, estamos entrando en periodos en que la influenza es la problemática más detonadora y aquí sí se pueden complicar mucho los diagnósticos. Además, dengue y COVID-19 son parecidos y los pronósticos no son nada halagüeños, ya que se está planteando que por noviembre los poblanos aún tendremos casos de coronavirus”, consideró.
Para ayudar a combatir esta problemática, señaló que desde la BUAP se ha apoyado en la vigilancia, fumigación y control en áreas del estado donde puede existir dengue, Zika, chikungunya y tripanosomiasis americana o mal de Chagas, como es el caso de los complejos regionales, zonas donde la administración central de la Universidad cuida la salud de alumnos y profesores que pueden estar expuestos a la transmisión de esas enfermedades.
“Desde el año pasado, preocupado por la posibilidad de que existiera transmisión de dengue en los campus regionales, el Rector Alfonso Esparza Ortiz convocó a crear un grupo de vigilancia por parte de la Facultad de Ciencias Biológicas, donde hemos adquirido equipo para el procesamiento de muestras en los centros asociados a la BUAP y evitar que en los mismos proliferen criaderos de estos vectores para que no exista transmisión, al menos durante el horario de estancia de alumnos y profesores, que es entre las 6 de la mañana a 6 de la tarde”, añadió.
Trabajo conjunto de la BUAP con Secretaría de Salud
El doctor José Lino Zumaquero Ríos comentó que desde hace muchos años, gracias al trabajo conjunto de la BUAP con la Secretaría de Salud, se ha discutido que las condiciones bioecológicas de la entidad poblana propician la proliferación del dengue, a causa de factores como la migración hacia la ciudad.
“Existen casos de dengue hacia la ciudad que podrían traer fácilmente los transmisores y que estos se adaptaran y colonizaran nuestros espacios de la periferia de Puebla. Conocemos que esa zona no tiene un suficiente abasto de agua, y la acumulación del líquido en casa es uno de los factores que propician criaderos de Aedes aegypti, mosquito transmisor del dengue.
El investigador aseguró que de la Facultad de Ciencias Biológicas de la BUAP egresan estudiantes que en muchas ocasiones son incorporados a los programas de vigilancia de la Secretaría de Salud para ejercer esas funciones de diagnóstico y prevención, fundamentales para evitar la proliferación de padecimientos transmitidos por vectores, como el mosquito Aedes aegypti o el Aedes albopictus, responsables del dengue, Zika y chikungunya, o bien el parásito Tripanosoma cruzi, responsable del mal de Chagas.
Sin embargo, enfatizó, es importante que la sociedad sea consciente que la prevención empieza desde casa, cuidando esos espacios al aire libre o expuestos a la lluvia, donde pueden generarse criaderos que hagan proliferar enfermedades.
“Es necesario concientizar a la población de sacar la basura de las casas, no tener frascos destapados para que no se conviertan en criaderos, que los espacios abiertos por las lluvias tienen que ser bien vigilados y cubiertos para evitar que el mosquito se meta a las casas. Esperamos que el semáforo del COVID-19 pronto permita regresar a nuestra área de investigación y que podamos contribuir a que disminuyan las enfermedades transmitidas por esos vectores”, finalizó.