El pontífice, de 83 años, reanudó sus audiencias semanales en septiembre, después de una pausa de seis meses.
El papa Francisco se mantuvo a una distancia prudente de los creyentes que asistieron a su audiencia general semanal del miércoles, diciendo que las nuevas reglas para frenar el coronavirus significaban que tenía que contenerse.
“Me gustaría, como suelo hacer, bajar y acercarme para saludarles. Pero con las nuevas normas, es mejor que nos mantengamos a distancia”, indicó el Papa desde un escenario.
“A menudo sucede que cuando bajo, todos se acercan y se amontonan. Y es un problema porque hay un riesgo de infección. De esta manera, cada uno con su mascarilla y manteniendo la distancia, podemos continuar con las audiencias.”
El pontífice, de 83 años, reanudó sus audiencias semanales en septiembre, después de una pausa de seis meses a causa del virus que ha matado a más de 36.200 personas en Italia. Sin embargo, con los contagios de nuevo en aumento, existía la preocupación de que Francisco se acercaba demasiado a los visitantes.
En una muestra del creciente problema de contagios, el Vaticano dijo el lunes que cuatro miembros de la Guardia Suiza, el cuerpo de élite de colorido uniforme que protege al Papa, habían dado positivo en el test de COVID–19.
A Francisco, que no lleva mascarilla en las audiencias, le extirparon parte de un pulmón durante una enfermedad cuando era joven en su Argentina natal.
A veces respira con dificultad después de subir escaleras y algunos representantes del Vaticano han especulado que dicha dificultad puede ser el motivo por el que no lleva mascarilla en espacios grandes.
En lugar de entrar por la puerta del fondo del salón y abrirse paso entre la multitud, el Papa atravesó la puerta del escenario, sonrió y saludó a los fieles desde la distancia. Se pusieron de pie y le aplaudieron.
“Disculpen si hoy los saludo desde lejos, pero creo que si todos, como buenos ciudadanos, seguimos las normas de las autoridades, ayudaremos a gestionar la pandemia. Gracias”, dijo.