Aunque la mayoría de los votantes latinos favorece a los demócratas, los hombres hispanos conforman una parte pequeña pero perdurable de la base de Trump. Esos seguidores lo ven como un hombre enérgico, sin complejos y un símbolo del éxito económico.
Una multitud de más de cien personas empezó a gritar con entusiasmo por Henry Cejudo, un héroe local y medallista de oro olímpico, hijo de inmigrantes mexicanos indocumentados que se convirtió en una superestrella de las artes marciales mixtas. Pero, en realidad, estaban ahí para celebrar al presidente de Estados Unidos, Donald Trump.
Con gorras rojas que llevaban el eslogan “Hagamos a Estados Unidos grandioso de nuevo”, varios hombres sostenían gigantescas banderas estadounidenses y se ubicaron frente a varios carteles de la campaña: “Latinos por Trump”, “Policías por Trump”, y otros que les pedían enviar un mensaje de texto con la palabra “WOKE” para obtener la información más reciente sobre la campaña. En palabras de Eric Trump, hijo del presidente y principal orador del evento, la batalla es simple. Se trata de lo correcto contra lo incorrecto, dijo, mientras lo vitoreaban.
“Están tratando de cancelar nuestra voz, muchachos”. Los hombres son una parte esencial de la base del presidente Trump. En las encuestas, las diferencias de género existen en casi todos los sectores demográficos: entre los votantes blancos, entre los ancianos, entre los votantes sin un título universitario, los hombres son mucho más propensos que las mujeres a apoyar su reelección. Y poco de ese apoyo ha cambiado desde que Trump anunció que había dado positivo en la prueba de coronavirus.
Las encuestas sugieren que esta elección presidencial podría evidenciar la mayor brecha política de género desde la aprobación de la Decimonovena Enmienda —que consagró el sufragio de las mujeres— hace un siglo. Luego está uno de los enigmas más perdurables sobre el carisma de Trump: ¿Quiénes constituyen ese casi 30 por ciento de votantes hispanos que dicen apoyarlo, a pesar de su retórica y políticas antiinmigratorias?
No hay una respuesta sencilla: Trump tiene un respaldo sólido entre los exiliados cubanos y venezolanos en el sur de Florida, a quienes les gusta su postura contra el comunismo. Y su campaña ha cortejado con fuerza a los latinos evangélicos en todo el país.
Pero ningún otro grupo preocupa más a los demócratas que los hombres hispanos nacidos en Estados Unidos, especialmente los menores de 45 años, que según las encuestas son los más escépticos frente al exvicepresidente Joseph R. Biden Jr.
Sin embargo, lo que ha alienado a tantos ciudadanos de edad avanzada, mujeres y votantes suburbanos también es una parte fundamental del atractivo de Trump para estos hombres, según muestran las entrevistas con decenas de hombres mexicanoestadounidenses que lo apoyan. Para ellos, el atractivo machista de Trump es innegable.
Es enérgico, adinerado y, lo más importante, no pide disculpas. En un mundo en el que en cualquier momento alguien puede ser atacado por decir algo incorrecto, él dice lo incorrecto todo el tiempo sin disculparse ni autoflagelarse.
“Me siento tan poderoso”, declaró el presidente en un mitin en Florida, el lunes, de pie frente al Air Force One.
Para que nadie pudiese ignorar el mensaje, la manifestación terminó con Macho Man de Village People a todo volumen en los altavoces. En 2016, convencido de que Trump estaba comprometido con el apoyo a los militares, Paul Ollarsaba Jr., un veterano de la Marina de 41 años, votó por primera vez por un republicano.
“Soy mexicano”, dijo Ollarsaba, y agregó que durante años pensó que eso significaba que tenía que votar por los demócratas. Cuando empezó a apoyar a Trump en 2016, su familia lo condenó al ostracismo. “Mis padres me dicen: ‘¿Por qué apoyas a un racista? Eres mexicano, tienes que votar de esta manera’”, dice. “No, es mí país. Es el miedo, la gente tiene miedo de decir que apoyan al presidente”.
Cejudo claramente no tiene ese miedo. Cuando el presidente Trump organizó grandes mítines en Nevada el mes pasado, se unió a otros luchadores de artes marciales mixtas que habían apoyado su campaña.
“He sido su mayor admirador”, dijo Cejudo, de 33 años, recordando haber visto El aprendiz en una clase de secundaria. “Necesitamos a un hombre de negocios, necesitamos a alguien así para dirigir nuestro país”.
Otros de los asistentes al evento de Cejudo junto con Eric Trump contaron que habían visto a Trump en El aprendiz, y dijeron que les gustaba su estilo fuerte, su confianza en sus propias opiniones.
En diversas entrevistas dijeron que ven sus acciones como presidente de la misma manera: incluso aquellas con las que no están de acuerdo, las ven como una prueba más de su fuerza.
Dijeron que no ven su desafío a las directrices médicas ampliamente aceptadas frente a su propia enfermedad como un signo de liderazgo deficiente, sino como el de un hombre que investiga por cuenta propia para llegar a su conclusión.
Ven su desdén por los cubrebocas como un ejemplo de su tenacidad, sus incesantes interrupciones durante el debate con Biden las interpretan como un uso efectivo del poder. “Lo vimos mostrarse como un jefe”, dijo Edwin Gonzales, de 31 años, quien sostenía una gran bandera estadounidense frente a la oficina de campaña de Trump. “Y para él, descender por las escaleras es básicamente lo mismo: ‘es como si el jefe hubiera renunciado para ofrecerse a ser el presidente’.
Eso es lo emocionante”. Gonzales añadió que para él y muchos otros partidarios de Trump, el mandatario representa lo mejor del capitalismo, y añadió que “es un jefe y quieren ser como él, lo idolatran”.
En el evento, los asistentes dijeron que además de admirar al presidente Trump, también tenían críticas a Biden, a quien muchos de estos partidarios consideran débil y merecedor de la etiqueta despectiva acuñada por la campaña de Trump: “Biden del sótano”. De hecho, muchos de estos hombres desestiman la necesidad de usar cubrebocas.
Después de ser examinados con controles de temperatura en el evento con Eric Trump y Cejudo, casi ninguno de los más de cien miembros de la audiencia usó cubrebocas, tampoco lo hizo ninguno de los oradores. Biden se ha burlado de la reticencia de Trump a usar mascarillas.
“¿Qué es esta cosa machista de ‘no voy a usar un cubrebocas’?”, dijo durante una reunión a principios de este mes. La declaración impulsó a una comentarista de Fox a replicar que Biden “bien podría llevar un bolso con ese cubrebocas”.
“Estamos en un punto de inflexión en este país en el que podemos tener miedo o seguir adelante”, dijo Ricco Rossi, de 40 años. “Creo que lo que han hecho en los últimos meses ha perjudicado más a su partido. Intentan asustarnos”.
Aunque las mujeres hispanas apoyan abrumadoramente a Biden, los hombres hispanos parecen sentirse incómodos de manera persistente con él, ya que las encuestas lo muestran luchando para mantener más del 60 por ciento de esos votantes, muy por debajo de su promedio entre los votantes no blancos.
(Las encuestas indican que todavía le lleva una buena ventaja a Trump —quien tiene aproximadamente el 30 por ciento del respaldo— entre los votantes no blancos). Biden ha hecho poco para llegar directamente a los jóvenes latinos, dicen los estrategas republicanos y demócratas.
“Tienes a estos hombres hispanos menores de 40 años y nacidos en Estados Unidos que son bastante trumpistas, la pregunta es ¿por qué?”, dijo Mike Madrid, un consultor republicano que participa en el Lincoln Project, una iniciativa que busca sacar a Trump de la Casa Blanca.
Ambos partidos han centrado sus esfuerzos en los votantes blancos de la clase trabajadora, aunque muchos hombres hispanos comparten las mismas prioridades básicas que ese grupo. “Su idioma dominante es el inglés, se enfrentan a situaciones económicas muy similares y escuchan los mismos medios de comunicación”, afirma Madrid.
Después de enfrentarse a meses de críticas continuadas de que no estaba haciendo lo suficiente para llegar a los votantes latinos, la campaña de Biden ha publicado varios anuncios en español en las últimas semanas, incluyendo uno con Bad Bunny, una estrella del pop conocido por su estilo de género fluido.
Otros anuncios se centran de manera tajante en el modo en el que el gobierno de Trump se ha dirigido a los latinos, un mensaje que simplemente no tiene éxito entre los hombres que no quieren que sientan lástima por ellos. Algunos demócratas argumentan que el apoyo a Trump es un ejemplo de cultura machista, que venera los roles tradicionales de género y una suerte de hipermasculinidad.
Pero ese entusiasmo muestra algunas de las tendencias subyacentes entre los latinos nacidos en Estados Unidos. Más mujeres hispanas que hombres asisten y se gradúan de la universidad, mientras que los hombres hispanos tienden a estar sobrerrepresentados en las instituciones de aplicación de la ley, incluidas las fuerzas armadas, la patrulla fronteriza y el Servicio de Control de Inmigración y Aduanas.
Sin embargo, la admiración por Trump también revela algo más profundo. Los encuestadores demócratas que han analizado a los hombres hispanos dicen que es más probable que prioricen el empleo y la economía antes que preocuparse por la inmigración y el racismo. Muchos hombres hispanos se enfocan en ganarse la vida y obtener una ventaja económica para heredar a sus hijos. Hay una profunda creencia en la idea de salir adelante por tu propio esfuerzo, y que Trump no haya hecho eso parece no importar para nada.
Joshua Tapia, un cajero de 35 años, dijo que, antes de la pandemia, creía que estaba mucho mejor económicamente, porque empezó a invertir en el mercado de valores. ¿Y ahora? “Muchos empleos están sufriendo en este momento, y no culpo a Trump, solo culpo a las circunstancias, lamentablemente”, dijo. “Nadie podría haber previsto cómo sucedió esto”. Hasta los demócratas más devotos han criticado el mensaje económico un tanto confuso de Biden, en un momento en que la pandemia ha dejado a más del 10 por ciento de los latinos desempleados y a muchos más con una reducción de sus salarios.
“En la comunidad latina, te defines por tu capacidad de proveer”, dijo Tomás Robles Jr., director ejecutivo de Lucha, un grupo progresista que hace campaña por Biden y otros demócratas en Arizona.
“La gente que vive en un estado perpetuo de inseguridad económica quiere mirar a su alrededor y por lo menos creer que se puede prosperar en esta economía. Biden debe proyectar un mensaje de que ellos importan, de que va a crear una realidad económica en la que podrán triunfar”.
En entrevistas con numerosos simpatizantes latinos de Trump en eventos realizados en Florida, Nuevo México, Nevada y Arizona durante el último año, casi todos decían que las políticas del mandatario enojan a algunos amigos y familiares, y rechazan cualquier sugerencia de que su apoyo se basa en actitudes antiinmigrantes. Y tampoco lo ven como un signo de asimilación: estos hombres están orgullosos de ser latinos, hijos y nietos de inmigrantes mexicanos específicamente, y muchos han hecho un esfuerzo para seguir hablando español.
Muchos, dicen que hay algo de atractivo en tener curiosidad política y votar de manera diferente a la gran mayoría de los latinos. Incluso Cejudo, la estrella de artes marciales, le dijo a la multitud entusiasta en el sur de Phoenix que sus opiniones le habían valido el rechazo, lo que había hecho que fuese más franco sobre sus convicciones.
“Recibir una reacción negativa como latino, tú sabes lo que eso me dice”, dijo. “Que hay mucha ignorancia en este juego”. Le dijo a la multitud, integrada por partidarios de un presidente cuya primera campaña se basó en gran medida en oponerse a la inmigración de personas indocumentadas, que su propia madre llegó desde México “de una manera políticamente incorrecta”.
También contó que su padre fue deportado después, mientras que su madre lo ayudó a lograr sus sueños de convertirse en un atleta olímpico. Luego posó para las fotos, mientras flexionaba sus bíceps.