Los estragos de la pandemia, convirtieron en pequeños pueblos fantasmas algunas plazuelas de la capital poblana.
Los estragos de la pandemia del COVID-19, convirtieron en pequeños pueblos fantasmas algunas plazuelas de la capital poblana, donde deberían estar de fiesta en el marco del Día de del Músico, en honor a Santa Cecilia.
Los requintos generados por las guitarras y los ecos que sobre salen de algunas trompetas, violines, vihuelas, guitarrones, entre otros instrumentos, se vieron apagados por este enemigo invisible, que ha dejado más de 5 mil muertos y se está a punto de romper la barrera de los 40 mil contagios en Puebla.
Las plazuelas de las Iglesias de La Concordia y del Señor de los Trabajos, lucieron tristes en este día para homenajear a Santa Cecilia, donde los poblanos tampoco pudieron alegrar su alma y corazón de quienes tocan diversas canciones a través de los mariachis.
Para no pasar desapercibidos, en el barrio de El Alto, los mariachis solo dejaron arreglos florales en la entrada de este conocido mercado, con el fin de agradecer a Santa Cecilia los logros alcanzados en medio de esta crisis sanitaria.
La única fiesta que tuvieron en medio de fuertes medidas sanitarias, de registró en la Confederación de Trabajadores Mexicanos (CTM), donde se explicó que al menos 10 mil músicos de diversos géneros, frenaron sus actividades en los meses fuertes de la pandemia y solo el 60 por ciento ha retomado algunas actividades.
Se explicó que con la crisis sanitaria se acabó la fiesta en salones privados, bares, restaurantes y centros nocturnos, donde dejaron de amenizar a los clientes con canciones como: Amor Eterno, Cielo Rojo, Hermoso Cariño, Paloma Querida, entre otras.
Lo mismo ocurrió en algunos sepelios, principalmente en el Día de Muertos, donde los poblanos siempre buscaban homenajear a los muertos con sus canciones preferidas.