En un ejercicio reflexivo y de rendición de cuentas, el Rector de la IBERO Puebla indicó que la resiliencia y el trabajo colaborativo serán vitales en el horizonte pospandémico.
Todas las parcelas de la vida han sido trastocadas por la pandemia que inició hace casi diez meses. La COVID trajo una normalidad que dista de la cotidianidad que se vivía anteriormente. Este nuevo modus vivendi se caracteriza por el derrumbe de las certezas en la vida social.
Estamos ante una nueva normalidad en resistencia, donde las condiciones precarias de salud, economía y equilibrio emocional son imperantes. “¿Queremos regresar al viejo orden de cosas o podemos reconfigurarnos como sociedad?”, cuestionó el Mtro. Mario Patrón Sánchez.
El Rector de la IBERO Puebla identificó tres dimensiones que la emergencia sanitaria llama a cuestionar. En primer término, la relación diseminada de la humanidad con la Tierra.
El Antropoceno ha provocado que se cuente cada vez con menos recursos para hacer frente a las nuevas crisis; la pandemia es una prueba fehaciente de ello. Al mismo tiempo, la COVID-19 ha puesto en tela de juicio el modelo hegemónico basado en la posesión y el consumo voraz.
“El llamado es a construir un nuevo modelo de interdependencia humana basado en la libertad”, dijo. Como tercer eje, se refirió a las desigualdades estructurales, mismas que se han profundizado en el contexto coronavírico. Una nueva agenda En respuesta a este diagnóstico, Patrón Sánchez planteó seis dimensiones que deben de marcar la agenda de los gobiernos locales y nacionales.
En el aspecto de salud, consideró que la estrategia federal para contener la pandemia ha fracasado. Además, existe una carrera farmacéutica para la generación y distribución de vacunas, misma a la que México asiste sin un descenso real en el número de contagios.
El ámbito económico no es distinto. De acuerdo con el INEGI, en mayo de 2019 había 4.9 millones de empresas en nuestro país; 17 meses después, más del 80% han cerrado permanentemente, siendo las pymes las más impactadas. Se prevé un decrecimiento del PIB del 7%, aunque las tendencias indican que podría tratarse de un efecto negativo mucho mayor. Esto impactará directamente en la soberanía alimentaria: se espera que, en todo el mundo, 130 millones de personas se colocarán en situación de hambre debido a la pandemia. En México, 12 millones más vivirían en la pobreza (alrededor de 64 millones de personas).
Para el titular de Rectoría, la violencia y la inseguridad han de formar parte de los intereses públicos. Este año, el homicidio doloso se incrementó un 3.8%; los feminicidios, 8%, y la extorsión, 21%. Con 19 casos, el 2020 es el año con mayor número de asesinatos de periodistas. Además, Puebla se ubica en el quinto lugar nacional en feminicidios y segundo en desaparición de niñas y niños.
En contraste, existe un índice nacional de impunidad del 99.3%. Este contexto es especialmente relevante de cara a una nueva agenda de derechos humanos. Esta, explicó Mario Patrón, debe ahondar en materia de libertad de expresión, poder preminente de las fuerzas armadas, violencia de género y personas desaparecidas. Finalmente, llamó a no auspiciar la polarización política desde los poderes público y privado.
El horizonte debe mirarse con una lógica de unidad: “El país no está para los desacuerdos, sino para construir perspectivas a pesar de las diferencias políticas que permitan enfrentar la mayor crisis económica de la que se tenga registro”, sentenció.
Acciones internas
Las universidades tienen la encomienda de formar jóvenes en la compasividad y que entiendan a la Otredad, donde no haya espacio para los fundamentalismos y sea la realidad el eje central de las acciones.
En ese sentido, la IBERO Puebla ha asumido el reto de adaptarse a un contexto en el que, como toda institución de educación, fue la primera en hacer cuarentena y será la última en regresar a la actividad presencial.
La Universidad Jesuita ha tomado acciones concretas para garantizar el bienestar de su población: el cuidado de la salud de la Comunidad Universitaria con más de 29 protocolos y la adquisición de infraestructura sanitaria; la garantía de la formación integral y la calidad académica, con el traslado eficaz de la educación a la virtualidad, y el resguardo de la solvencia económica de la Institución y de sus integrantes con múltiples estrategias de apoyo.
Para 2021, la IBERO Puebla ha adecuado sus aulas con tecnología que permitirá ofrecer clases presenciales y virtuales de manera simultánea.
Además, se han impulsado múltiples estrategias de actividades culturales y deportivas a la distancia, mismas que serán fundamentales para la contención de los efectos psicoafectivos en los universitarios.
Del mismo modo, se ha puesto en marcha un sistema de citas para brindar servicios académicos y administrativos, lo cual permite acercar a los estudiantes, uno por uno, a las actividades necesariamente presenciales. “Si la próxima semana hubiera semáforo verde en la República, la IBERO Puebla estaría preparada para abrir sus puertas”, celebró.
La Universidad Iberoamericana Puebla no renuncia a seguir presente en el debate público y a vincularse con la realidad. Proyectos como la producción de más de 70,000 caretas hospitalarias dan cuenta del compromiso permanente de incidir en el mundo. “Estamos dispuestos al debate público, pero también a la construcción conjunta con los sectores público, privado y social”, cerró Mario Patrón.