Quienes consumen una gran cantidad de alimentos ultraprocesados tenían un mayor riesgo de muerte por cualquier causa del 26%.
Una nueva investigación sobre el consumo de alimentos ultraprocesados ha revelado que las personas que abusan de ellos tienen un 26 por ciento más de riesgo de muerte por cualquier causa y un 58 por ciento de enfermedad cardiovascular, según publican sus autores en el ‘American Journal of Clinical Nutrition’.
Los estantes de los supermercados están cada vez más inundados de alimentos producidos mediante un procesamiento industrial extensivo, generalmente bajos en nutrientes esenciales, altos en azúcar, aceite y sal y susceptibles de ser consumidos en exceso. Son muy atractivos por la comodidad de las comidas en el microondas, el buen sabor de las patatas fritaso lo económico de un tentempié para llevar al colegio.
La investigación, realizada por el Departamento de Epidemiología y Prevención del IRCCS Neuromed, en Italia, ha confirmado ahora que estos alimentos son perjudiciales para la salud tras analizar los datos de más de veintidós mil ciudadanos que participan en el Proyecto Moli-sani.
Al analizar sus hábitos alimenticios y seguir sus condiciones de salud durante más de 8 años, los investigadores de Neuromed pudieron observar que quienes consumían una gran cantidad de alimentos ultraprocesados tenían un mayor riesgo de muerte por cualquier causa del 26%, y del 58% específicamente de enfermedades cardiovasculares.
«Para evaluar los hábitos nutricionales de los participantes de Moli-sani –explica Marialaura Bonaccio, investigadora del Departamento de Epidemiología y Prevención y primera autora del estudio– utilizamos la clasificación internacional NOVA, que caracteriza los alimentos en función de cuánto experimentan extracción, purificación o alteración».
Aquellos con mayor nivel de procesamiento industrial entran en la categoría de alimentos ultraprocesados –añade–. Según nuestras observaciones, las personas que consumen grandes cantidades de estos alimentos tienen un mayor riesgo de morir por enfermedades cardiovasculares y cerebrovasculares».
El principal culpable podría ser el azúcar, que en los alimentos ultraprocesados ?se agrega en cantidades sustanciales. Pero la respuesta parece más compleja. «Según nuestros análisis –explica Augusto Di Castelnuovo, epidemiólogo del Departamento, actualmente en Mediterranea Cardiocentro en Nápoles– el exceso de azúcar juega un papel, pero representa sólo el 40% del aumento del riesgo de muerte. Nuestra idea es que un papel importante lo juega el propio procesamiento industrial, capaz de inducir modificaciones profundas en la estructura y composición de los nutrientes».
«Los esfuerzos encaminados a llevar a la población hacia una dieta más saludable –comenta Licia Iacoviello, Directora del Departamento de Epidemiología y Prevención de Neuromed y profesora titular de Higiene y Salud Pública en la Universidad de Insubria en Varese– ya no pueden abordarse solo por las calorías contando o por vagas referencias a la dieta mediterránea».
Reconoce que se consiguieron buenos resultados por esos medios, «pero ahora el frente de batalla se mueve –advierte–. Los jóvenes en particular están cada vez más expuestos a alimentos preenvasados, fáciles de preparar y consumir, extremadamente atractivos y en general baratos».
«Este estudio y otras investigaciones internacionales que van en la misma dirección, nos dicen que, en un hábito de nutrición saludable, los alimentos frescos o mínimamente procesados deben ser primordiales –prosigue–. Dedicar unos minutos más a cocinar un almuerzo en lugar de calentar un recipiente en el microondas o tal vez preparar un bocadillo para nuestros hijos en lugar de poner un snack preenvasado en su mochila: son acciones que nos premiarán con el paso de los años».