La ley busca evitar la muerte por mala praxis de mujeres que realizan abortos de forma clandestina.
El Senado de Argentina convirtió el miércoles en ley un proyecto del oficialismo para legalizar el aborto tras un largo y fervoroso debate, lo que disparó el festejo de la inmensa multitud que apoyaba la iniciativa.
La ley -pionera detrás de las de Cuba y Uruguay en una región profundamente católica como América Latina- busca evitar la muerte por mala praxis de mujeres que realizan abortos de forma clandestina, mediante la interrupción legal y gratuita de los embarazos hasta la decimocuarta semana de gestación.
«Hoy estamos haciendo historia», dijo a la televisión argentina Elizabeth Victoria Gómez Alcorta, ministra de la cartera de Mujeres, Géneros y Diversidad.
Una multitud de mujeres y defensores de los derechos femeninos, vistiendo sus característicos pañuelos verdes, estalló en una celebración en las afueras del Congreso, en el centro de Buenos Aires, cuando la ley fue aprobada en la madrugada por 38 votos a favor, 29 en contra y 1 abstención.
El proyecto, impulsado por el presidente de centroizquierda Alberto Fernández, dividió las aguas en la sociedad argentina y también en el Congreso, donde recibió el apoyo de legisladores oficialistas y opositores.
Semanas atrás, la norma había sido aprobada por la Cámara de Diputados pese a la oposición de la Iglesia Católica local. Hasta el Papa Francisco -de nacionalidad argentina- criticó el martes la iniciativa a través de un tuit: «Toda persona descartada es un hijo de Dios».
«No podemos creer que haya necesidad de asesinar a nadie. Creemos en el valor de la vida desde la concepción, lo vivimos desde siempre en la familia», dijo a Reuters Verónica Arroyo, una ama de casa de 50 años.
La actual normativa argentina solo permite la interrupción voluntaria del embarazo cuando hay un riesgo grave para la madre o en caso de violación, pero los impulsores de la despenalización del aborto destacan que ni siquiera en estos casos las mujeres -especialmente las pobres- reciben una atención adecuada.
«La Argentina a partir de hoy es un país más libre, es un país más igualitario y es un país mejor», dijo la diputada opositora Silvia Lospennato, una de las legisladoras que impulsó la norma.
El cambio normativo fue rechazado en otras oportunidades por el Congreso, aunque nunca había contado con el respaldo explícito del partido gobernante.
Junto con el proyecto para despenalizar el aborto, los senadores aprobaron una norma paralela para asistir a las mujeres que desean seguir adelante con su embarazo y enfrentan severas dificultades económicas o sociales.
«Adoptar una ley que legalice el aborto en un país católico tan grande como Argentina sin duda impulsará la lucha para garantizar los derechos de las mujeres en América Latina», afirmó Juan Pappier, investigador de la ONG de derechos humanos Human Rights Watch.
«Como sucedió cuando Argentina legalizó el matrimonio entre personas del mismo sexo en 2010, esta nueva ley podría tener un efecto dominó en la región», añadió.