La Agencia Internacional para la Investigación del Cáncer señala el trabajo nocturno como causa probable de cáncer, especialmente el de mama, próstata y colorrectal.


Carcinógeno es el término que define este riesgo, la evidencia ha demostrado que los trabajadores del turno de noche enfrentan considerables disparidades de salud, que van desde mayores riesgos de enfermedades metabólicas y cardiovasculares hasta trastornos de salud mental y cáncer. 
 
¿Por qué sucede esto? Al trabajar turnos de noche los ritmos naturales de actividad de 24 horas de ciertos genes relacionados con el cáncer se ven interrumpidos, lo que hace que las personas que trabajan de noche sean más vulnerables al daño del ADN y, al mismo tiempo, hace que los mecanismos corporales de reparación del ADN no estén sincronizados para tratar ese daño.

Un reloj biológico por cada célula

Aunque hay un reloj biológico central en el cerebro, casi todas las células del cuerpo tienen su propio reloj incorporado. Este reloj celular involucra genes conocidos como “genes de reloj” que son rítmicos en su expresión, lo que significa que sus niveles de actividad varían con la hora del día o de la noche. La hipótesis es que la expresión de genes asociados con el cáncer también podría ser rítmica, y que el trabajo nocturno podría alterar la ritmicidad de estos genes.

Se sometieron a un estudio 14 participantes mediante un experimento de trabajo por turnos simulado en el que pasaron siete días dentro de un laboratorio del sueño. La mitad de ellos completó un horario de turno nocturno de tres días, la otra un horario de turno diurno simulado de tres días.

¿Qué encontraron en los análisis?

Los análisis de glóbulos blancos tomados de las muestras de sangre de los participantes, posterior a la realización de los turnos y simulados, mostraron que los ritmos de muchos de los genes relacionados con el cáncer eran diferentes en la condición del turno de noche en comparación con la condición del turno de día. En particular, los genes relacionados con la reparación del ADN .

Lo anterior significaba que los glóbulos blancos de los participantes del turno de noche eran más vulnerables al daño externo de la radiación, un factor de riesgo conocido de daño al ADN y cáncer.

Con información de Science Daily en Psyciencia

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