Puebla está en el corazón de Pedro Infante que se quedó entre los árboles y la espuma de la presa de Tenango de las Flores.
En la antes junta auxiliar de Huauchinango, Puebla, Pedro Infante filmó junto con María Félix la película Tizoc, una de las historias de amor emblemáticas del Cine de Oro Mexicano dirigida por Ismael Rodríguez en 1963.
Durante dos meses, la sierra norte de Puebla fue escenario del amor entre la belleza mestiza y la representación del indio mexicano con su aparente inocencia al margen de la belleza, la exaltación casi virginal y el sacrificio por el amor.
Los relatos populares cuentan que Pedro Infante fue recibido con música de viento al llegar a Tenango; las mujeres todos los días se apuraban a las actividades del hogar y tenían, como nunca, la comida preparada para llevarle “un taquito” a Pedro Infante donde lo admiraban a la distancia que requiere el séptimo arte.
A diferencia de María Félix que se pasaba largos ratos en el remolque, el actor y cantante sinaloense nadaba en la presa de la comunidad, remaba en la balsa e iba de risa en risa por los escenarios donde Tizoc le cantó a los ojos de María.
A 64 años de su muerte en trágico accidente, los turistas y pobladores visitan Tenango para admirar el Árbol de Tizoc, un álamo en el que el indígena lloró por el amor imposible.
El árbol mide nueve metros de altura y tiene un tronco de 1.50 metros de ancho, sus ramas se extienden y escurren junto a otros árboles que adornan las montañas.
Es común decir que Tizoc y el cine transformaron a Tenango; sin embargo, de acuerdo con los relatos sobre la estadía de Pedro Infante en la comunidad, se puede intuir que fue el paisaje el que influyó en el corazón del actor quien, en una balsa, dicen, se perdió con su amor fugaz entre el azul de la laguna.