Este «Pacto por la Naturaleza» también les llevará a comprometerse a reducir casi a la mitad sus emisiones de carbono para 2030, en relación con 2010.
Hacia el cierre de la cumbre del G7, los temas que abordarán se enfocan en nuevos objetivos medioambientales y de reducción de emisiones para frenar el cambio climático, en la clausura de una edición de tres días destinada a mostrar la renovada unidad de las siete grandes economías.
Los jefes de Estado y de gobierno de Alemania, Canadá, Estados Unidos, Francia, Italia, Japón y el Reino Unido, que celebran su primera cumbre en persona en casi dos años debido a la pandemia de coronavirus, acordarán proteger al menos el 30 por ciento de la tierra y el océano a nivel mundial para el final de esta década.
Este «Pacto por la Naturaleza», destinado a detener y revertir la pérdida de biodiversidad, también les llevará a comprometerse a reducir casi a la mitad sus emisiones de carbono para 2030, en relación con 2010.
Incluye la obligación de utilizar únicamente el llamado carbón limpio para la producción de energía «lo antes posible», el fin de la mayor parte de las ayudas gubernamentales al sector de los combustibles fósiles en el extranjero y la eliminación progresiva de los automóviles de gasolina y diésel.
El primer ministro británico, Boris Johnson, anfitrión de esta cumbre organizada en una playa del suroeste de Inglaterra, se congratuló del pacto y aseguró que el G7 quiere «impulsar una revolución industrial verde a nivel mundial para transformar nuestra forma de vida». «Hay una relación directa entre la reducción de emisiones, la restauración de la naturaleza, la creación de puestos de trabajo y la garantía de un crecimiento económico a largo plazo», añadió, en declaraciones publicadas antes de la conclusión de la cumbre.
El cambio climático era una prioridad en este G7 para su gobierno, que tiene a su cargo en noviembre la cumbre de la ONU sobre el clima, la COP26, en la ciudad escocesa de Glasgow.
Sin embargo, antes de que se adoptaran formalmente los compromisos, los ecologistas los criticaron por su falta de aplicación y alcance. «Boris Johnson se ha limitado a recalentar viejas promesas y a salpicar su plan de hipocresía, en lugar de tomar medidas reales para hacer frente a la emergencia climática y natural», declaró el director de Greenpeace en el Reino Unido, John Sauven.
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