La percepción de los días lluviosos como días tristes, puede ser parte de una condición más profunda como lo puede ser el Trastorno Afectivo Estacional.

¿A ti también te pone triste la lluvia o el clima nublado? En estos días que han estado nublados y lluviosos, es común escuchar que haya gente que se sienta nostálgica o incluso triste, que no tenga ánimo para realizar sus actividades e incluso preferiría quedarse en cama, mientras que para otras personas, el clima lluvioso no tiene ninguna repercusión y hay quienes incluso disfrutan de los días así, sintiendo que les son relajantes. ¿Por qué sucede eso? ¿Es solo parte de un gusto personal o va más allá?

La ciencia ha demostrado la influencia que tiene el clima en las emociones, específicamente en el desarrollo del Trastorno Afectivo Estacional que provoca depresión y cambios de humor que si bien son temporales, no dejan de ser difíciles de sobrellevar para quienes lo padecen y aunque el Trastorno Afectivo Estacional, principalmente se manifiesta en el otoño e invierno, se ha demostrado, que también puede darse en cualquier otra época del año si las temperaturas son bajas o llueve, es por eso que un sólo día lluvioso o nublado, es capaz de detonar ésas reacciones.

Lo anterior se debe a que el clima, la humedad, la luz del sol, pueden provocar perturbaciones en el sistema nervioso central, provocando mayor vulnerabilidad a los signos depresivos y justamente se ha visto que las personas que lo padecen, tienen una vulnerabilidad desmesurada a la ausencia de luz, lo que ocasiona una disminución de la serotonina que al ser un elemento clave en la regulación del estado de ánimo y de la percepción del mundo externo, afecta notablemente el estado de ánimo. Por otra parte también se ha observado que la falta de luz del sol, provoca en estas personas, un aumento en la melatonina que es la hormona responsable no sólo del ciclo del sueño, sino también de la vigilia y es por eso que las personas se sienten más cansadas en época otoñal e invernal, así como en días lluviosos. Es así que la disminución de sol, perjudicaría en la sintetización de la vitamina D ya que algunos estudios han demostrado que los niveles bajos de dicha vitamina, pueden asociarse a la aparición de un mayor número de síntomas depresivos y de ansiedad

Es así, que la percepción de los días lluviosos como días tristes, puede ser parte de una condición más profunda como lo puede ser el Trastorno Afectivo Estacional.

¿Cómo podemos saber si padecemos éste trastorno? Tal y como indica la APA (American Psychological Association-Asociación Americana de Psicología) el trastorno afectivo estacional “es más que una simple tristeza invernal”. Es una forma de depresión que sigue un patrón estacional, apareciendo, generalmente, durante los meses de invierno pero pudiendo presentarse en días nublados o lluviosos, por lo que tenemos que observar en qué momento nos sucede y si notamos que sucede con dicho patrón estacional, es importante visitar a un especialista en salud mental para que valore si es necesaria la medicación para sobrellevar mejor esa temporada.

Es importante saber que el Trastorno Afectivo Estacional requiere que se presente un patrón depresivo recurrente que debe incluir síntomas como:

  • Falta de energía.
  • Desesperanza.
  • Tristeza.
  • Pérdida de interés.
  • Problemas de sueño.
  • Distractibilidad.
  • Cambios de peso y apetito.
  • En algunos casos puede presentarse ideación suicida.

¿Qué recomendaciones podemos seguir para mejorar?

  • Exponerse a la luz del sol, lo más que se pueda. Ya sea directa o indirectamente a través una ventana por ejemplo.
  • Mantenerse activo aunque no se tengan los suficientes ánimos para hacerlo.
  • Alimentarse sanamente.
  • Evitar la soledad.

Es importante darle visibilidad y atención a éste trastorno, pues no se trata simplemente de un estado emocional que pasará solo, pues puede requerir atención especializada. Debemos recalcar que no estamos hablando sólo de días de “bajón” como los solemos llamar, sino de un patrón depresivo recurrente, que suele interferir en el desempeño cotidiano de quien lo padece y requiere atención.

Espero que ésta información ayude a entender aquello que quizás hemos normalizado o que si conocemos a alguien que pudiera estarlo padeciendo, sepamos que nos pueden ayudar. Recuerden que esperamos sus comentarios a través de nuestras redes sociales.

¡Hasta pronto! Nos leeremos nuevamente desde el diván.

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