Por las respuestas a las perticiones del general mexicano, se supo que también el Ejército Frances quería poner fin al sitio, que duraba ya casi dos meses.
El 14 de mayo de 1863, el General Jesús González Ortega encargó al general José María González de Mendoza solicitar un armisticio al comandante del Ejército Francés Frédéric Forey, que parece el preludio de una actitud encaminada a poner fin a las hostilidades de una manera “decorosa para ambos ejércitos” y terminar el Sitio de Puebla.
Por las respuestas, podemos ver que también Forey quería poner fin al sitio, que duraba ya casi dos meses.
El 15 de mayo de 1867, González Ortega solicitó a Mendoza que se pusiera en contacto con Forey, explicando de la manera siguiente su objetivo:
«…Cuando se halle Ud., con el general Forey le entrega este pliego y le manifiesta: que va arreglar los términos en que deba celebrarse un armisticio , caso que convenga en ello. En el curso de la conferencia, pregúntele Ud., procurando indicarle que no va autorizado para hacerle tal interrogación, que caso de que se llegara a un arreglo, sí convendría en que los defensores de la plaza salieran de ella con todo, su armamento y con todos los honores de guerra, recibiendo en cambio el ejército francés la ciudad que no había podido tomar».
La batalla siguió mientras Mendoza partía rumbo a las líneas enemigas a desahogar su encomienda, en la que poca esperanza tenía González Ortega, pero se sentía obligado “porque ésta era la opinión, bien respetable, de nuestros generales, y porque si nada se conseguía con ella, nada se perdía tampoco, porque estaba absolutamente resuelto a que el sitio concluyera de una manera noble y digna”. 2