La inoculación del presidente ante los ataques por las secuelas de la pandemia, el narcotráfico y la posible corrupción por parte de sus familiares.
@AlesandraMartin
La inoculación de López Obrador ante cualquier ataque hacia su persona obedece en gran parte a su extraordinario conocimiento de la psique colectiva. Los niveles de aprobación del presidente de la República Andrés Manuel López Obrador continúan casi intactos y, según la última encuesta de Mitofsky, el mandatario tiene un 58% de índice de aprobación que sigue siendo aún elevado para la mitad de su gestión presidencial.
Las secuelas económicas y sanitarias provocadas por la pandemia; la reciente masacre en Reynosa, Tamaulipas por parte del crimen organizado en la que dispararon al azar a civiles y mataron a 19, los videos que circularon la semana pasada de un brazo armado del CJNG, el enfrentamiento entre dos cárteles en Zacatecas; los videos que circulan de un hermano del presidente en el que recibe dinero en efectivo. Todos estos temas que no menores, y que además la oposición al oficialismo ha realizado una estrategia para mantenerlos en la agenda de redes sociales, no ha mermado en la aprobación de López Obrador.
¿Por qué? Porque hay algo que la oposición no mira y que el presidente de la República conoce muy bien: las emociones colectivas, el imaginario colectivo. Él mira y expresa lo que la mayoría de los mexicanos siente, vive y piensa en su cotidianidad, él sabe cómo interpretan su realidad poco más de 60 millones de mexicanos.
Si la oposición quiere dirigir ataques estratégicos a la figura presidencial, tendrá que ser mucho más inteligente en el contenido de sus estrategias, porque con la actual sólo está reafirmando a los polarizados el porqué no están a favor de la estrategia de López Obrador; están convenciendo, consolidando a los ya convencidos, un verdadero desperdicio de recursos materiales y económicos. Quieren convencer por la razón y no por el corazón, López Obrador tiene a sus seguidores porque simplemente creen en él, por creencia, por emoción, no por la razón.
¿Qué el sistema de salud es deficiente? Sí, siempre lo ha sido y no todos, de hecho, muy pocos mexicanos tienen acceso a instituciones de salud pública.
¿Qué se pueden morir por contagios de COVID? En la pobreza (que es la mayoría de los mexicanos) se sortea todos los días con enfermedades innumerables y que, sin ser tan graves por no tener acceso a la salud, la gente muere.
¿Qué hay una crisis económica y la gente está perdiendo su empleo? En este país la mayoría de las personas que son pobres se dedican al comercio informal o tienen empleos intermitentes.
¿Qué hay desabasto de medicamentos y no está vacunado un porcentaje importante de la población? En este país, la mayoría de los mexicanos no tienen acceso a medicamentos ya sea por falta de dinero para adquirirlos o porque no tiene acceso a asistencia médica.
No, no es Cuba, es México el México de siempre. El fervientemente pueblo guadalupano que tiene una fe ciega, el pueblo de casi 70 millones de pobres en un país de 120 millones, el pueblo que sortea todos los días enfermedad y pobreza con un rayo de esperanza. Ese México que conoce bien el presidente al grado de haber insertado la corrupción como la respuesta automática de ser la responsable de toda catástrofe en este país.