Este jueves 17 de mayo se recuerda a San Pascual Bailón que se le recuerda por estar enamorado de la eucaristia, de ahí fue declarado Patrono de las concineras
Es venerado como santo por la Iglesia católica con el nombre de san Pascual Bailón o Baylón. Es patrono de las obras, asociaciones y congresos eucarísticos, de las cocineras y de la diócesis de Segorbe-Castellón. Nació en Torre Hermosa el 16 de mayo de 1540 el día de Pentecostés. Durante 17 años fue pstor, luego se convirtió en fraile de la orden Franciscana a la edad de 28 años.
Amó tanto y dedicó tantas horas de su vida al Santísimo Sacramento del Altar, que fue declarado Patrono de los Congresos Eucarísticos y Asociaciones Eucarísticas por León XIII el 28 de noviembre de 1897. Entre los milagros que se le atribuyen destacan la multiplicación del pan para los pobres, la curación de enfermos, el don de profecía y el que narra cómo de una piedra salió agua para unos pobres. La tradición popular afirma que muchas veces orando experimentaba tanta alegría que se ponía a bailar (por eso algunos creen que su apellido es un apodo por esta reacción característica).
Debido a su poca instrucción – porque no sabía leer ni escribir — los franciscanos le asignaron oficios humildes. Fue portero, cocinero, mandadero y barrendero. Su tiempo libre lo dedicaba a la adoración Eucarística, de rodillas con los brazos en cruz. Por las noches pasaba horas ante el Santísimo Sacramento. Continuaba su adoración tarde en la noche y por la madrugada estaba en la capilla antes que los demás.
Tiempo después fue enviado a París a entregar una carta al general de la orden, y en el trayecto “abiertamente profesó la verdad de la Eucaristía entre los herejes y, por ello, tuvo que pasar por graves pruebas”. Entre aquellas pruebas se presentó un atento de asesinato.
Pascual falleció en España el 15 de mayo de 1592, durante el Domingo de Pentecostés, y se sabe que obró muchos milagros después de su muerte. Fue beatificado el 29 de octubre de 1618 por el Papa Pablo V y canonizado el 16 de octubre de 1690 por el Papa Alejandro VIII. Su culto floreció sobre todo en su tierra natal y en el sur de Italia y se difundió ampliamente España y América del Sur.